Hace poco, mientras celebraba mi cumpleaños, surgieron algunos conceptos que quisiera compartir con Ud., estimado lector, en vísperas de nuestro cumpleaños común, Rosh Hashaná, aniversario de la creación del hombre.

1. Generalmente se piensa en el cumpleaños como el aniversario del nacimiento de uno. Hay también otra manera de verlo. El cumpleaños es el aniversario del día en el cual uno fue creado por D-os.

¿Qué diferencia hay entre las dos definiciones?

Cuando digo simplemente que es el día en el cual nací, hago referencia a mi existencia sin implicar a qué se debe ni a quién debo mi existencia. Festejo los años de mi existencia, mis logros, mi felicidad. Cuando hablo de que es el día en el cual D-os me creó, quiere decir que mi existencia implica un propósito y la responsabilidad de cumplir con él.

Lo mismo se aplica al día de Rosh Hashaná, cumpleaños de la Humanidad. Rosh Hashaná nos reafirma el hecho de que no surgimos en forma espontánea, sino que fuimos creados para cumplir con un propósito.

¿Cuál es ese propósito?

Antes que nada, la tarea del hombre es inculcar en la consciencia humana que el mundo y la vida tienen un propósito.

He aquí un ejemplo:

Un sábado de tarde soleado estuve caminando por la rambla de Punta del Este con un amigo argentino.

De repente se nos acerca un niño de 10 años y nos pregunta:

–¿Ustedes de dónde son?

–“Yo soy de Montevideo, y mi amigo es de Buenos Aires–, contesté.

–No, en serio–, insistió el chico.

–Sí, en serio– dije–. Yo vivo en Montevideo, y mi amigo es de Buenos Aires

–¿Por qué, entonces, tienen esos gorros raros en la cabeza?–, insistió.

–Ese “gorro” se llama kipá, y la llevamos puesta para recordar siempre que D-os está encima de nosotros–, expliqué.

–¿Sabe?, yo no creo en D-os–, afirmó el chico.

–¿Sabes una cosa? D-os cree en ti.

–¿En mi?–, preguntó.

–Claro. Si no, no te hubiese creado. Hay algo que sólo tú puedes hacer.

–¿Hay algo que sólo yo puedo hacer? ¿Cómo sabe?

–Porque si otro pudiera hacerlo, ¿para qué te necesitaría?

–¿Y qué es lo que sólo yo puedo hacer?

–La respuesta a esa pregunta no la tengo. Búscala tú.

Es posible que tras esa pequeña conversación la vida del chico ya no sea la misma. En vez de pensar que su vida no tiene ningún propósito, ahora sabe que tiene un propósito especial y está en él la responsabilidad de descubrir cuál es.

Otro tema que surgió fue el siguiente:

2. ¿Por qué la gente festeja su cumpleaños? Si cada uno tiene una cantidad de años determinados para transitar la Tierra, cada año que pasa, ¿no implicará que le queda un año menos? ¿Por qué festejar?

La respuesta es que depende. Depende de uno si cada año que pasa es un año más o un año menos.

Hay dos objetivos diferentes que uno puede tener en la vida. Si lo que uno busca es el goce físico personal, entonces cada día que pasa implica un día menos que le queda para disfrutar, ya que lo disfrutado ayer no deja huella hoy. En cambio, si lo que uno busca son logros espirituales, cada día que pasa es un día más que se suma, dado que los logros espirituales no caducan.

Por ejemplo: la botella de agua que consumí ayer me sirvió para saciar la sed de ayer; no me sacia la sed de hoy. En cambio, la botella de agua que di ayer a un pobre que moría de sed, salvándole así la vida, genera un valor que nunca caduca.

Del mismo modo, en vísperas de cada Rosh Hashaná, debemos hacer el inventario de nuestras acciones durante el año saliente para determinar si logramos transformarlo en un año más o en un año menos, y tomar las resoluciones necesarias para que el año entrante sea mejor.

Shaná Tová para todos.