El aniversario de la creación de Adán y Eva; un día de juicio y de coronación; el día en que se toca el shofar…

La festividad de Rosh Hashaná, que significa “Cabeza del Año”, se celebra dos días, comenzando el 1.° de Tishrei, que es el primer año del año judío. Se trata del aniversario de la creación de Adán y Eva, que fueron respectivamente el primer hombre y la primera mujer que existieron. Sus primeros actos hicieron efectivo el rol de la humanidad en el mundo de Di­s.

Es así que Rosh Hashaná enfatiza la especial relación de Di­s con la humanidad: el hecho de que dependemos de Di­s por ser Él Aquel que nos creó y que nos sustenta. También, por el el hecho de que Di­s depende de nosotros por ser nosotros los que hacemos que Su presencia se conozca y se sienta en Su mundo. Cada año, en Rosh Hashaná, “todos los habitantes del mundo pasan ante Di­s como un rebaño de ovejas” y se decreta en la corte celestial “quién vivirá y quién morirá… quién se empobrecerá y quién se enriquecerá; quién caerá y quién se levantará”. Pero este es también el día en que proclamamos a Di­s Rey del Universo. Los kabalistas enseñan que la continuación de la existencia del universo depende de la renovación del deseo divino del mundo, cuando aceptamos el reinado de Di­s cada año en Rosh Hashaná.

El principal cumplimiento de Rosh Hashaná consiste en hacer sonar el shofar, el cuerno de carnero, que también representa el toque de la trompeta cuando un pueblo corona a su rey. El grito del shofar es también un llamado al arrepentimiento, porque Rosh Hashaná es también el aniversario del primer pecado del hombre y de su arrepentimiento por dicho pecado. Así, constituye el primero de los Diez Días de Arrepentimiento que culminan en Iom Kipur, el Día del Perdón. Otro aspecto significativo del shofar es que también permite recordar la Atadura de Isaac, que tuvo lugar en Rosh Hashaná, cuando en lugar de Isaac, un carnero fue ofrendado como ofrenda a Dios. Por eso, evocamos la disposición de Abraham a sacrificar a su hijo y rogamos que el mérito de ese acto nos asista cuando rezamos por un año de vida, salud y prosperidad. En total, escuchamos cien sonidos del shofar en el transcurso de los servicios de Rosh Hashaná.
Otras observancias de Rosh Hashaná comprenden comer un pedazo de manzana con miel, para simbolizar nuestro anhelo de un año dulce, y otros alimentos especiales que simbolizan las bendiciones del nuevo año. También, bendecirse el uno al otro con las palabras “Leshaná tová tikatev vetejatem”, “Que seas inscripto y sellado para un buen año”. Finalmente, Tashlij, una plegaria especial que se dice cerca de un cuerpo de agua (un océano, un río, una laguna, etc), evocando el versículo que dice “Y Tú arrojarás sus pecados a las profundidades del mar”. Y tal como ocurre con cada una de las principales festividades judías, después de encender las velas y de rezar, recitamos kidush y hacemos una bendición ante de comer la jalá.