Probablemente, te estás preguntando qué es lo que va a comer la familia Attia en las dos noches de Rosh Hashaná. Las honestas mujeres judías de Trípoli, donde nació mi marido, en su sabiduría adquirida a través de los siglos, han quitado la carga de planificar el menú. Cada fiesta tiene su menú específico, del cual no debemos desviarnos, ya sea para sumar o para restar.
Mi esposo, Iehuda, sin embargo, ha mejorado la tradición. Antes del plato principal, hay diecisiete tipos de comida de entrada, sobre los cuales todos los judíos sefardíes dicen una bendición que comienza así: “Sea Tu voluntad…”. Las bendiciones son tanto un juego de palabras con los nombres de los alimentos como una reflexión acerca de su significado. Sobre las hojas de remolacha, selek, imploramos a Di-s que nuestros enemigos desaparezcan, yistalku. Sobre los pulmones, suplicamos un año ligero como un pulmón. Si te interesan las bendiciones o las recetas, será un placer enviártelas, pero ese no es el puntoque quiero tratar hoy. Me gustaría usar este foro para contestarle a mi madre.
La mejora que incorporó mi marido al banquete del Rosh Hashaná es que descarta el plato principal, cuscus y mafrum, naturalmente, y sirve en su lugar un menú completo de cada entrada “Que sea Tu voluntad”. De esta forma, nuestros veinte invitados pueden tomar su copa del kidush casero, comer mucha jalá casera, y disfrutar por completo las manzanas del Golán bañadas en miel, las pasas y las bananas, la mermelada de zapallo, la mermelada de manzana y la mermelada de membrillo, el puerro, los dátiles, las semillas de granada, las zanahorias dulces, las hojas de remolacha y los medallones de semillas de girasol, el pescado muy sazonado, el corazón y los pulmones cocinados con frijoles (rubia) y la lengua cocida en tomate y puerro.
“Pero honestamente, Eileen”, mi madre siempre protesta. “¿Por qué tanto trabajo?”.
¿Por qué, de verdad, tanto trabajo? ¿Qué mejor manera de iniciar un nuevo año que trabajar duro para celebrarlo? En Rosh Hashaná, el universo fue creado. Di-s no se puso de pie frente a ollas hirviendo para hacerlo. Su energía trasciende nuestro entendimiento de lo que es esa energía. Fue su voluntad que todo sea a través de declaraciones divinas. Sin embargo, la creación es un tremendo trabajo, una iniciativa fenomenalmente incomprensible diseñada y ejecutada para que nosotros vivamos en ella. Él nos da la libertad de elegir. ¿Cómo deseamos vivir nuestras vidas? Fuimos creados a imagen de Di-s. Pero ¿cómo podemos vivir a la altura de nuestra propia imagen?
Entre ser un consumidor pasivo o un creador activo, nos asemejamos más a Di-s por nuestra capacidad de hacer, de crear, de dar. Nuestra creatividad no es Su creatividad, y nuestra labor más ardua o sofisticada no puede producir Su obra. Aun así, sigo creyendo que hacer, crear y dar con las intenciones correctas es análogo a las formas de Di-s.
Aunque limpiar la casa y cocinar para los invitados no es el conjunto del esfuerzo necesario. El trabajo de la casa y la cocina solo prepara el escenario para una acción superior: las mitzvot ordenadas a través de la Torá. Cada mitzvá requiere fuerza de voluntad, energía, tiempo. Estos son los dones de la hospitalidad con los que retribuimos a nuestro Creador por habernos dado un mundo tan maravilloso.
Por supuesto, nunca le diré este discurso a mi madre, pero tal vez, tú, querido lector, perdonarás mis excesos y juzgarás mis intenciones para bien. ¡Que tu año sea tan dulce y lleno como nuestra mesa cargada con el banquete de la vida!
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