Los Hijos de Israel se multiplican en Egipto. Amenazado por la creciente cantidad de Israelitas, el Faraón los esclaviza y ordena a las parteras hebreas Shifra y Pua, matar a todos los varones que nazcan. Cuando ellas no cumplen, manda a su propia gente a arrojar a los bebes hebreos al Nilo.
Iojeved, la hija de Levi, y su marido Amram tienen un hijo. El niño es colocado en un canasto en el río, mientras su hermana, Miriam, observa desde lejos. La hija del Faraón descubre al niño, lo cría como propio y lo llama Moshe.
Ya de joven, Moshe deja el palacio y descubre las dificultades de sus hermanos. Ve a un egipcio golpeando a un hebreo y mata al Egipcio. Al próximo día ve dos judíos peleando entre ellos; cuando los advierte, éstos revelan lo que Moshe hizo el día anterior, así viéndose forzado a huir de Egipto hacia Midián. Allí rescata a las hijas de Itró, se casa con una de ellas – Tzipora, y se vuelve el pastor del ganado de su suegro.
Di-s se aparece a Moshe en una zarza ardiente al pie del Monte Sinaí, y le instruye ir hacia el Faraón y exigirle: "Deja ir a mi pueblo, para que Me sirvan". Aarón, el hermano de Moshe, es designado como su portavoz. En Egipto, Moshe y Aarón reúnen a los ancianos del pueblo de Israel para decirles que el tiempo de la redención llegó. La gente les cree; pero el Faraón se niega a dejarlos ir, además intensificando el sufrimiento del pueblo.
Moshe retorna hacia Di-s y protesta: "¿Por qué has hecho el mal con esta gente?". Di-s le promete que la redención está cercana
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