Uno de los estudiantes del Ba’al Shem Tov viajó en una ocasión a visitar a su Rebe para Iom Kipur. En Erev Iom Kipur, ya que no había podido comprar heno para los caballos el día antes, y no habían comido en todo el día anterior, tuvo que quedarse en las afueras de la ciudad en el bosque para que los caballos pastasen. En medio de esto, el jasid se sentó a comer algo y se quedó dormido, y al levantarse vio que ya habían salido las estrellas. Ya que se encontraba a una parsa de distancia de la ciudad, el jasid se vio obligado a quedarse fuera de la ciudad y observar allí Iom Kipur.

El jasid estaba sumamente angustiado por esto y rezó de una manera conmovedora.

En Motzei Iom Kipur, el jasid viajó a la ciudad a donde el Ba’al Shem Tov, quien lo recibió con una actitud sonriente y gran alegría y le dijo: “Debes saber que tu plegaria elevó todas las plegarias de la ‘gente de los campos.’“

(Keter Shem Tov, capítulo 317)