Pregunta:
Me repugna la manera en que la comunidad judía le rinde homenaje a la gente rica. En cada rincón de mi sinagoga hay alguna plaqueta con el nombre de un importante contribuyente. Si no estoy equivocado, el secador de manos del baño de hombres ha sido colocado en honor de la familia (...) Y en cada cena o acto se rinde homenaje a otro personaje de mucha influencia. ¿Por qué se les debe tanto respeto a estas personas? ¿No deberían estar haciendo buenas acciones sin buscar reconocimiento?
Respuesta:
¿Viste las noticias judías de Australia de esta semana? El artículo de la primera página informaba sobre el éxito obtenido por los estudiantes judíos en los exámenes finales de liceo. Como de costumbre, los estudiantes judíos habían logrado obtener notas extremadamente altas, que incluían varios puntajes perfectos, y las escuelas judías ocupaban el primer lugar en la clasificación de instituciones de enseñanza.
¿Cuál es el secreto de esta brillantez judía? ¿Será que, en promedio, nacemos con mayor agilidad mental?
Pienso que inciden varios factores, pero un factor importante son los valores. El hecho que nuestra comunidad coloque a los estudiantes que han alcanzado puntajes altos en la página principal y que les reconozca los méritos hace llegar un mensaje muy claro: valoramos el éxito académico. Esto en sí mismo asegura que los jóvenes judíos continuarán esforzándose por alcanzar la excelencia académica.
Podemos discutir si esto está bien: ¿Es justo con los estudiantes más débiles? ¿No hay virtudes más importantes que tener una buena cabeza, como por ejemplo pueden ser un corazón bondadoso y un espíritu ético? Pero, la realidad es que a través de la recompensa a una determinada actividad la comunidad está declarando que es esto lo que valoramos.
Cuando colocamos una plaqueta para honrar a un donante, o le rendimos homenaje en un almuerzo o un acto público, no solamente le estamos agradeciendo por la buena acción que han llevado a cabo. Estamos haciendo una afirmación: la generosidad es algo que valoramos. La acción de dar es un ideal que consideramos tan elevado que merece ser recompensado. Hemos definido los valores de la comunidad recompensando una acción que entendemos que es buena.
En un mundo ideal, quienes han sido bendecidos con riqueza, naturalmente la compartirían con los necesitados sin que nadie tuviera que estar enterado. Pero no vivimos en un mundo ideal y, a veces, todos necesitamos un aliciente para hacer el bien. Y si ese estímulo viene en forma de un reconocimiento o prestigio, que así sea. Es mejor que se hagan buenas acciones, quizás dando a entender un motivo ulterior, que dilatar el llevar a cabo una buena acción hasta que nuestros motivos sean puramente filantrópicos.
Por supuesto que la generosidad anónima es un ideal, pero todos ganamos al difundir las buenas acciones no solamente porque se ha hecho el bien, sino porque ha sido promocionado, lo que lleva a más buenas acciones.
Cada uno de nosotros es rico en algún aspecto, porque todos hemos sido bendecidos por D-os con dones y talentos que son únicos. Todos podemos convertirnos en importantes donantes y nuestra generosidad no pasará desapercibida y, si no es en este mundo, entonces lo será en el próximo.
Únete a la charla