Saludo y Bendición:
He recibido la carta en la cual Usted me escribe que está encontrando dificultades para adaptarse al estilo de vida ortodoxo y que, por lo tanto, ha buscado aliviarlas tratando de llegar a un “arreglo”, pero que está enfrentando sentimientos de culpa.
Confío en que no hay necesidad de señalarle que existe una gran diferencia entre intentar dar lo mejor de nosotros y procurar una permanente superación en temas de la Torá y mitzvot por un lado y, por otro, aceptar el “arreglo” como una solución y disminuir el Idishkeit para adaptarla a nuestra conveniencia. En este último caso, abordar la Torá y las mitzvot en base a una selección, significa una obvia contradicción de los términos. Si una persona se reserva el derecho a decidir qué es lo que va a cumplir y qué es lo que no va a cumplir, entonces para él, toda la Torá deja de ser un instrumento divino. Por otra parte, si cree que la Torá ha sido otorgada por Di-s, por mejor opinión que pueda tener de sí mismo, sin duda no se considerará que está por encima de Di-s y calificado para hacer caso omiso de Sus mandatos.
En lo que se refiere a cualquier dificultad para cumplir con todas las mitzvot, esto es muy común en nuestros días. Lo más probable es que sea uno de los astutos engaños del Iétzer Hará (inclinación hacia el instinto negativo), que intenta distraer al judío de su compromiso absoluto con Di-s. Si el Iétzer Hará le dijera abiertamente al judío que actúe en forma contraria a la voluntad de Di-s, esto no resultaría. Entonces, el Iétzer Hará intenta persuadirlo encontrando consuelo en el pensamiento que, en el fondo, él desea cumplir plenamente con la voluntad de Di-s pero, “¿qué puede hacer si le resulta tan difícil?”
Reconozcamos, por poner un ejemplo, que la dificultad no es imaginaria o exagerada, sino real. Debería tenerse presente que incluso un ser humano no le daría a alguien una tarea que estuviera más allá de su capacidad. Pero, si bien un ser humano puede equivocarse en la estimación de la capacidad de otra persona, no puede decirse lo mismo de Di-s, el Creador del hombre, quien es también el Comandante de los Mandamientos.
El sentimiento de culpa que Usted menciona no es sorprendente, si tenemos en cuenta la bien conocida comparación con la cual nuestros Sabios caracterizaban la naturaleza esencial de un judío y el judaísmo (y la relación entre ellos) como la de un pez y el agua. No es extraño que un pez que sale de su elemento natural, el agua, se sienta frustrado. De manera similar, será inevitable que el judío que no está plenamente inmerso en su elemento natural -el Idishkait, la Torá y las mitzvot - se sentirá incómodo, tanto consciente como subconscientemente, y en la mayoría de los casos, esto se expresará en un sentimiento de culpa, al ser consciente que no está cumpliendo con su tarea esencial como judío.
Seguramente no hay necesidad de darle más detalles sobre el punto tratado en esta carta.
Con bendición,
M. Schneerson
Extraído de The Letter and The Spirit
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