En Rosh Hashaná reiteramos nuestro compromiso con D-os como nuestro rey. Pero, quizás la metáfora de realeza ya no pertenezca a estos tiempos. Lo que sigue, es la traducción libre de un extracto de una carta pública del Rebe, escrita la semana antes de Rosh Hashaná de 5729 (1968)1:
Un tema básico de Rosh Hashaná es que se lleva a cabo en él la coronación de D-os como rey de Israel y rey del Universo, según lo expresamos en la oración y petición2: "¡Reina sobre el mundo entero!"
Tal petición implica la disposición de sintonizarse con total conformidad con la soberanía divina; que estamos preparados para una total sumisión al rey divino, al punto que la totalidad de nuestro ser, y todo lo que se tiene, pertenece únicamente al rey. Esto es lo que significa kabalat ol -"la aceptación del yugo" de la soberanía divina, que encuentra su expresión en todas las áreas de la vida diaria.
En realidad, cada día del año debe traer consigo una aceptación del yugo del Cielo, especialmente cuando se recita el Shemá Israel3. Existe, no obstante, una diferencia básica: a nivel de la vida diaria, si bien el kabalat ol es el acto inaugural y fundamental del día, simplemente constituye la base sobre la cual se predica nuestro comportamiento a lo largo de todo el día. Rosh Hashaná, sin embargo, es un tiempo en el cual la sumisión a la soberanía del Cielo también constituye la cualidad y el contenido mismo del día, impregnando completamente a la persona y manifestándose en todo lo que realiza.
Cada época y cada lugar tiene sus cualidades especiales y dificultades específicas.
En la actualidad, se puede observar en muchos grupos una tendencia predominante hacia una acrecentada autosuficiencia e independencia, no solamente con respecto a los asuntos materiales, sino también a los ideológicos; una creciente renuencia a someterse al orden establecido, a aceptar cuestiones antes que éstas hayan sido totalmente comprendidas por nuestra propia mente, etcétera. Esta postura presenta un desafío al concepto de kabalat ol.
Esto es particularmente así en países (relativamente) jóvenes, que fueron establecidos sobre una base de auto-iniciativa y energía juvenil, y donde este espíritu caracteriza toda la estructura de la vida personal y comunitaria, lo que hace más difícil conformarlo a los criterios del kabalat ol.
No obstante lo expresado anteriormente, contamos con el axioma que D-os no le exige a una persona algo que esté más allá de su capacidad4. Dado que el acatamiento a la soberanía de D-os es la esencia de Rosh Hashaná (y la base de nuestras acciones a lo largo de todo el año), esto es obviamente aplicable a 'todas' las épocas y lugares. Seguramente es posible, y nos beneficia, alcanzar una completa aprobación de la realeza divina también en nuestros tiempos, así como en las circunstancias mencionadas anteriormente.
1 Publicada en Likutei Sijot, vol IX, pp. 450-452.
2 De la Amidá de Rosh Hashaná.
3 "Oye Oh Israel, el Señ-r es Nuestro D-os, el Señ-r es Uno" (Deuteronomio 6:4), oración que la Torá ordena el judío recite en cada mañana y en cada noche. El sentido de la recitación es "aceptar el yugo de la soberanía del Cielo" (Talmud, Berajot 13a).
4 Midrash Tanjuma, Nasó 11; Talmud, Avodá Zará 3a. En su Mishné Torá (Leyes de Teshuvá, 5:1) Maimónides considera esto como una verdad evidente.
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