En uno de los períodos más duros de la represión en la ex Unión Soviética, fueron cerradas las fábricas de Matzá en Rusia. Rabí Leví Itzjak Schneerson (padre del Rebe de Lubavitch, gran Rabino de Ucrania), pudo sin embargo, conseguir una autorización para fabricarlas. Para su mejor organización el horneado funcionaba así: Cada judío traía su harina y horneaba sus Matzot. Un día se presentó ante el Rab un iehudí con una amarga queja: El día anterior había estado esperando su turno para hornear gratuitamente, sin lograrlo y si ese día no lo conseguía, él y su familia quedarían sin Matzot para Pesaj.
El Rabino le preguntó: "¿Y cuál es el problema si no tienen Matzot para Pesaj?"
El judío montó en cólera al escuchar la pregunta del rabino, y comenzó a insultarlo.
"Se le otorgará un turno inmediatamente" dijo Rabí Levi Itzjak. "¡Esa es exactamente la respuesta que quería escuchar de un judío!".
Más tarde comentó el Rab, que nunca había tenido tanta satisfacción, como de aquel momento en que el lehudí lo insultaba...
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