Hace poco, estaba caminando por la calle un sábado de tarde, envuelto en mis pensamientos, cuando unos chicos me gritaron, ‘judío’.
‘¿Qué hago?’ pensé, ¿Los ignoro? ¿Le digo algo? ¿Por qué perder tiempo en chiquilinadas?’
Pero enseguida pensé: ‘Nada pasa por casualidad. Todo es por causalidad. Aquí seguramente hay una oportunidad de aprendizaje. O van a aprender algo de mi o yo de ellos.
‘ Paré, me di vuelta y caminé hacia ellos. ‘¿Saben que quiere decir judío?’ pregunté.
‘Ah, ya sé,’ dijo un de los chicos de diez años. ‘Los judíos son los que no creen en D-os!’
Me quedé boquiabierto ante semejante respuesta.
Les di una pequeña clase sobre lo que quiere decir ‘judío’, y que no era lindo gritarle a la gente en la calle y seguí mi camino a casa.
Ese intercambio callejero me dejo pensando en varias cosas:
1) ¿Cómo es que un niño identifica al judío con el que no cree en D-os? ¿Cómo llegamos de ser quienes representamos la existencia de D-os a ser quienes no sólo quienes no lo representamos, sino que representamos su inexistencia?!
2) Independientemente de lo que pueda pensar un niño en la calle que no conoce nuestra vida íntima, y que tendrá su propia idea del dios en el cual no creemos, ¿qué piensan nuestros hijos al respecto? ¿Qué piensa el niño judío promedio con respecto a esa pregunta: Los judíos ¿creemos en D-os? ¿No creemos en D-os? ¿Es irrelevante el tema ‘D-os’ en la experiencia judía?
Tengo oportunidad de hablar con muchos judíos de todos los niveles socio-económicos, de diferentes edades y niveles de educación.
Veo que hay una gran deficiencia en el tema. De hecho, creo que gran parte de la gente no puede afirmar si cree o no cree, simplemente porque no sabe de qué se trata el tema, como ilustra la siguiente anécdota.
Hace unos 80 años, en los albores de la Unión Soviética hubo una gran represión de todo lo que tenía que ver con religión. Fueron muchos los líderes judíos que huyeron o se rindieron. El sexto Rebe de Lubavitch, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, de bendita memoria, luchó como un león para mantener viva la llama del judaísmo a lo largo y ancho de la URSS.
Muchos de sus discípulos pagaron con sus vidas por el ‘crimen’ de dirigir Ieshivot, Jadarim, Mikvaot, Sinagogas, etc.
Finalmente arrestaron al Rebe mismo. En una de las interrogaciones, uno de los interrogadores, judío bolchevique, le dijo: ‘Mire, Rebe, yo soy judío igual que Ud. y yo no creó en Dos.’
Contestó el Rebe: ‘Ese D-os en el cual tu no crees, yo tampoco creo.’
¡Qué claridad!
Muchos de los que profesan no creer en Dos están equivocados en su afirmación, ya que simplemente creen que no creen. Antes de saber si uno cree o no en D-os, debe definir primero ¿Qué quiere decir la palabra ‘Dos’? ¿En qué D-os no creen? ¿Cuál es la concepción de D-os que tiene como para afirmar si creen o no creen en Su existencia?
¿Se trata de un D–os histórico? ¿Teórico? ¿Quién creó al mundo hace miles de años y ahora está de vacaciones? O Sigue manejando las cosas hasta sus últimos detalles en cada instante…
Lo más importante de la pregunta es que de acuerdo a cómo uno responde a estas preguntas, así va a llevar adelante su vida personal. No es lo mismo vivir una vida creyendo que el mundo no tiene Creador que creer que sí lo tiene. No es lo mismo una vida vivida en base a que a D-os no le importa lo que hagamos que vivirla en base a que sí Le importa.
En estas vacaciones, es una buena oportunidad para dedicar algo de tiempo para explorar en qué es que realmente creemos.
Con los mejores deseos por un fructífero descanso.
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