Pregunta:
Estoy un poco confundido. Tengo muchos amigos judíos, pero la mayoría de ellos son totalmente indiferentes, y a veces hasta hostiles hacia su propia religión. Yo no soy judío pero he estudiado el judaísmo y lo amo, y estoy muy interesado en convertirme.
Mi confusión se debe a lo siguiente: cuando fui a hablar con un rabino acerca de la conversión, me disuadió de convertirme, diciéndome que es más serio de lo que pienso, y que puedo vivir una vida plena sin hacerme judío. Le dije cuán interesado estoy en el judaísmo, pero sin embargo me echó.
¿Qué está pasando? Estoy sediento de judaísmo y soy expulsado, ¡mientras que tantos judíos ni siquiera quieren estudiar más acerca de su propia religión!
Respuesta:
Hay una creencia judía de que el judaísmo no es solo bueno para el alma judía, es natural para el alma judía. El alma se siente en su hogar cuando dice plegarias en hebreo, experimenta la mesa de Shabat, o coloca una mezuza. Esos actos son los que hacen sentir cómoda al alma judía. Un judío tiene una afinidad innata con el judaísmo.
¿Entonces por qué tantos judíos no parecen interesados por su religión? Porque hay otra creencia judía de que cada energía tiene su contra-energía. Si el alma judía es atraída al judaísmo, debe haber una fuerza igual y opuesta que aleja al judío del judaísmo. El materialismo, el cinismo, la pereza, la apatía —todo eso y más conspira para alejar al judío de conectarse con su judaísmo. En efecto, cuanto más poderosa es el alma judía, más intensa será esa resistencia.
Y debe ser de este modo. De otro modo la vida espiritual sería muy fácil —un alma judía naturalmente caerá en el judaísmo. Y Di-s quiere que seamos desafiados. Cuando los judíos se ocupan del judaísmo, están tomando sobre si un desafío de toda la vida para vencer esos obstáculos internos y encontrar su ser más profundo.
Cuando un no judío se acerca al judaísmo, es una historia completamente diferente. El o ella no tienen "equipaje" así que están abiertos a lo que el judaísmo tiene para decir. Puede sentirse atraído, o no —pero no tiene la resistencia emocional que tiene el judío. Es por eso que muchos no judíos respetan al judaísmo cuando realmente lo estudian. Vienen con un corazón abierto, a diferencia del judío que tiene una resistencia automática hacia todo lo judío.
Esto es bueno —hasta que el no judío considera la conversión. Puede sentir que el judaísmo tiene la profundidad y calidez que busca, puede sentirse bien yendo a la sinagoga y celebrando las festividades, y eso puede llevarlo a pensar que puede ser fácil hacerse judío y hacer de esto su hogar espiritual. Pero hay un factor del que no es conciente.
Ahora todo parece lindo y cómodo porque usted está de visita. Aun no es suyo, así que puede mirarlo objetivamente y disfrutarlo por lo que es, sin ninguna resistencia. Pero en el momento en que se hace judío todo cambia. La conversión no sólo significa que usted recibe el alma judía, sino que también recibe el "equipaje" judío que lo abruma y trata de evitar que se convierta en un judío activo (nuevamente, para mantener el equilibrio y darle un desafío).
Este es un motivo por el cual alejamos a los conversos. Ponemos obstáculos en su camino así pueden probar a qué se parece realmente ser judío. Así estará claro desde el comienzo que una vida judía no es fácil. Siempre habrá obstáculos. La única diferencia es, antes de la conversión los obstáculos son externos —rabinos duros que le dicen "no moleste con el judaísmo". Después de convertirse, esos mismos rabinos le darán la bienvenida con los brazos abiertos, y aun habrá una voz que le dirá que no moleste —pero entonces esa voz será interior.
Si puede vencer la resistencia de los rabinos, entonces tiene una buena posibilidad de poder vencer la resistencia interior que es la lucha de todo judío.
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