Estas Altas Fiestas fueron distintas para la enorme mayoría de los judíos del mundo, y las plegarias regulares de Rosh Hashaná y Yom Kipur tomaron otro sentido.

Este año, tanto en Rosh Hashaná como en Kipur, cambiamos el lugar habitual de nuestro templo, ya que, al no contar con refugio antibombas, era inviable organizar las plegarias en ese contexto.

Para Rosh Hashaná, uno de los miembros de la comunidad puso su casa a disposición para tres días consecutivos de rezos. En el segundo día de Rosh Hashaná sonó la alarma y salimos corriendo al refugio. Yo estaba de jazán (dirigiendo las oraciones) y técnicamente no se puede mover del lugar, pero no tuvimos alternativa.

Para Kipur nos prestaron un aula en un colegio que, directamente, es un búnker antibombas, así que no tuvimos que correr, pero entraron corriendo los chicos que estaban jugando en el patio cuando sonó la alarma.

No pude evitar pensar en las memorias del Rebe Anterior sobre septiembre de 1939, en el gueto de Varsovia, mientras los nazis bombardeaban. Judíos jasídicos, tradicionalistas y no religiosos se juntaron en un sótano antibombas para hacer Yom Kipur; las paredes temblaban. Lo nuestro no fue tan grave, pero la bronca es la misma.

Pero quiero hablar de otra cosa: de las plegarias en sí.

Desde los 6 años paso casi todo el día de Kipur en el templo rezando. No me sé las plegarias de memoria, pero casi. Hay algo central en las plegarias que es la kavaná, la intención. Al margen de la palabra escrita, está el sentimiento que uno le pone a ese texto.

Avinu Malkenu

Todos los años, cuando leía Avinu Malkenu (Padre nuestro, Rey nuestro; sí, los judíos también tenemos un “Padre nuestro”, de hecho, lo inventamos nosotros), me concentraba en aquellas líneas que decían "inscríbenos en tu libro de buena vida”. Este año, la frase “anula las intenciones de nuestros enemigos” o “frustra los planes de nuestros adversarios” cobró otro sentido. Normalmente pasaba de largo sin kavaná, ya que no tenía adversarios que me preocuparan demasiado.

Lo mismo con “hazlo en aras de quienes fueron degollados por tu Unicidad” o “de quienes pasaron por el fuego” o “toma venganza por la sangre derramada de tus servidores”. Antes debía esforzarme para pensar en el judío histórico, pero este año me vinieron a la mente los clips de internet y las fotos del 7/10.

La kavaná cambió de lugar; mis ojos están puestos en otro lado.

Unetane Tokef

La tradición nos cuenta que esta plegaria la compuso Rabí Amnón de Mainz, cuando se negó a acudir a una reunión con el obispo que intentaba convencerlo de que se convirtiera. El obispo lo torturó amputándole las extremidades, ya que lo castigó no por negarse, sino por no asistir. En su último aliento, Rabí Amnón dijo:

"En Rosh Hashaná serán inscriptos y en Yom Kipur serán sellados: cuántos se irán y cuántos serán creados, quién vivirá y quién morirá, quién morirá en su tiempo y quién antes de su tiempo, quién mediante el agua y quién mediante el fuego, quién mediante la espada y quién mediante fieras salvajes, quién a causa del hambre y quién a causa de la sed, quién por un terremoto y quién por una plaga, quién por estrangulación y quién por apedreamiento, quién descansará y quién vagabundeará, quién vivirá en calma y quién será acosado, quién disfrutará de la tranquilidad y quién sufrirá, quién será empobrecido y quién será enriquecido, quién será rebajado y quién será elevado."

Cada vez que leía este texto pensaba en Rabí Amnón desfalleciendo, sin brazos ni piernas. Este año pensé en los que murieron asfixiados por el fuego en los kibutzim, en los que deambulan desde el 7 de octubre, fuera de sus casas, parando en hoteles o departamentos temporales. En los secuestrados, que sabemos que los dejaron morir de hambre y sed. En todos los judíos que vivimos sin calma y acosados.

Asará Arugéi Maljut – Los Diez Mártires

Otra de las tefilot que siempre me emocionaron es la de los diez mártires asesinados por el gobierno romano. Diez sabios del Talmud son acusados falsamente por el emperador tirano, quien disfruta viendo cómo son despellejados y degollados. Las imágenes de esta liturgia son fuertes: “la sangre de Rabí Shimón derramada como un novillo” o cuando la hija del tirano sintió lujuria por Rabí Ishmael y pidió por su vida, pero el tirano no aceptó. Entonces la hija pidió que la piel de su rostro fuera despellejada. O Rabí Akiva, lacerado con peines de hierro.

Esta plegaria culmina pidiéndole a Di-s:

“Contempla desde el cielo la derramada sangre de los justos sabios. Deja que su sangre vital sea vista en su firmamento y elimina las manchas de culpa”.

También aquí las imágenes de sangre derramada estaban frescas. No había que retroceder 2,000 años para pensar en judíos torturados y degollados como novillos.

Por primera vez en mi vida, el Majzor tenía otra kavaná. Las lágrimas eran cercanas, el dolor tangible. No había que usar la imaginación.

Todo lo que vivimos y estamos viviendo es doloroso, pero no es la primera vez que ocurre. A lo largo de la historia fuimos perseguidos y masacrados, y aunque nos enojamos, la interpretación es que esas muertes no fueron en vano, que fueron expiación para el resto de nosotros.

Solo nos queda exclamar:

¡AD MATAI! ¡Hasta cuándo!

Y pedirle a Hashem que mande la redención ya mismo.