Luego de intentar Balak en dos oportunidades que Bilam, maldiga a Israel, y en lugar de ello Hashem puso en su boca palabras de bendiciones extraordinarias, Balak llevó a Bilam a la cima donde estaba el ídolo llamado Peor. Desde ahí Bilam observó al pueblo de Israel, “y vio a Israel como moraba de acuerdo a sus tribus” y como consecuencia de ello “y estuvo sobre él el espíritu de Di-s”.

¿Qué es lo que vio Bilam que generó ese posarse sobre él del “espíritu de Di-s”? Rashi explica que vio dos cosas: a) “vio a cada tribu cómo residía por su lado y no estaban mezclados”. b) “vio que sus entradas no estaban enfrentadas una con la otra, para que no de una mirada a lo de su compañero”.

Estas dos cosas que vio Bilam en el pueblo judío lo llevaron a exclamar maravillado: “Cuán buenas son tus carpas Iaakov, tus moradas Israel” Cuando dijo: “¡Cuán buenas son tus carpas Iaakov” fue con la intención de expresar su emoción porque “vio que sus puertas no estaban enfrentadas una con la otra”; Y cuando se expresó diciendo “tus moradas Israel” se refirió a eso que “cada tribu residía por su lado y no estaban mezclados”.

Estas dos cualidades reflejan el gran pudor y recato propios del pueblo de Israel. La primera es: “cuán buenas son tus carpas Yaakov”- que las entradas a las residencias no están una frente a la otra para preservar el pudor y la intimidad de la vida familiar.

Superior a ella es la cualidad de “tus residencias Israel”- que cada tribu resguardó su linaje correspondiente. Esto indica el riguroso cuidado del pueblo judío en los temas de la descendencia, al punto que sabían con certeza “los registros del linaje y los testimonios que daban fe del origen de sus nacimientos” y por ello vivían agrupados de acuerdo a su linaje y no en la mezcolanza de la “tierra de nadie”. Bilam quedó maravillado con esta conducta al punto que “surgió en su corazón el no maldecirlos”.

De esto aprendemos la grandeza que hay en el pudor y el resguardo de la intimidad, hasta que un tema sencillo, como la dirección de las entradas, que una no esté frente a la otra, puede generar que incluso el perverso Bilam no maldiga al pueblo de Israel, sino que los bendiga con la gran bendición de: “cual los arroyos se extendieron...”

Pero, que no piense la persona que debe ser cuidadoso sólo en los temas graves y fundamentales del pudor, como lo que afecta al linaje (“cada tribu residía por separado y no estaban mezclados”), pero en un detalle menor no hay necesidad de ser meticuloso y observante. Debe saberse que también este detalle es vital y fundamental, al punto que puede ser el factor que transforme toda la negatividad en la bendición más perfecta.

Pero todavía queda lugar para que el instinto trate de seducir, que lo antedicho sobre el cuidado extremo en el recato es sólo con relación a una conducta permanente, pero si se trata de un acto pasajero y momentáneo, no es obligatorio ser meticuloso en cada detalle de las leyes del recato (“tzniut”). También sobre ello tenemos aquí la indicación clara, que incluso encontrándose los hijos de Israel en “tus carpas”, en una residencia temporaria (como ser los lugares de veraneo..1) es vital ser cuidadoso en cada detalle de las leyes del recato.

Y cuando uno observa estas leyes como manda la Torá, el Altísimo transforma todos los temas negativos en la bendición más excelsa, lo que incluye también “tus moradas”- que Hashem nos devuelva Su Morada, el Beit Hamikdash, el cual ha de descender y ha de revelarse aquí en este mundo, y el Altísimo morará en él hasta la eternidad.

(Likutei Sijot, tomo 13, Pág. 78)