En la noche del viernes santificamos el Shabat con la ceremonia del kidush; ahora, cuando debemos despedirnos de él tras una noche y un día de divino descanso, nuevamente anunciamos la santidad del día sobre una copa de vino.
La ceremonia de Havdalá (separación) es un ritual multi sensorial que emplea nuestras facultades de hablar y oír, oler y saborear para definir los límites que Di-s estableció en la creación "entre lo sagrado y lo profano".
Paradójicamente, este acto de separación es lo que conecta al Shabat con el resto de la semana. Cuando los límites entre lo santo y lo profano son borrados, lo santo ya no es santo y a lo profano no le queda nada para ser elevado. Al definir la separación de Shabat de los días laborables de la semana, la relación entre los dos también es establecida —una relación en la que Shabat imparte su visión trascendente al resto de la semana, y los seis días de vida diaria se alimentan, y son sublimados dentro de la santidad de Shabat.
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