El pueblo de Israel1 , fue desterrado a cuatro exilios. El primero fue el "exilio de Egipto"; el segundo-"el exilio de Babilonia"; el tercero- "el exilio de Asiria"; y el cuarto exilio es el actual, en el cual nos encontramos aún-"el exilio de Edom".
Sobre el comienzo del descenso al exilio egipcio nos relata nuestra Parshá, Parshá Vaigash. El Altísimo Se reveló a Iaakov y le prometió2 : "Yo He de descender contigo a Egipto y elevar también He de elevarte". Acompañado por esta promesa descendió Iaakov junto a sus hijos a Egipto. Así comenzaron los doscientos diez años de exilio en Egipto.
El Exilio Más Duro de Todos
Por varios motivos fue el exilio en Egipto el más duro de todos:
a) En los demás exilios, el pueblo judío ya contaba con la Torá de la cual se nutría con las fuerzas necesarias para afrontar las adversidades de esa diáspora.
b) El exilio a Egipto fue el primero, y es natural de que por ello sea el más duro; como con todo suceso que ocurre por primera vez, su impacto es mayor.
c) En Egipto se encontraba concentrado todo el pueblo de Israel. Resulta entonces que las inclemencias del destierro afectaron al pueblo todo. A diferencia de ello, en los demás exilios, el pueblo se encontraba diseminado entre diferentes naciones, y cuando un estado presionaba sobre los judíos, en otros países los judíos vivían –comparativamente- con tranquilidad e incluso trataban de dar apoyo a sus hermanos en dificultades.
d) El mismo Egipto era un país sumamente duro. Estaba herméticamente cerrado y era siquiera impensable salir de él. Como relatan nuestros Sabios Z"L que "incluso un solo esclavo no podía escapar de Egipto".
Se Revelan Fuerzas Ocultas
En este duro exilio se escondía también un objetivo positivo- era la preparación para la entrega de la Torá en el Monte Sinaí. Egipto era el "crisol de hierro" 3 donde se destiló y purificó el pueblo judío y se hizo apto para recibir la Torá.
La explicación de esto está marcada en el nombre de "Mitzraim" (Egipto en hebreo), que deriva del término Metzrim, estrechez.
Cuando se genera una angostura en el cauce del río, en un principio parecería que se trata de una limitación y obstáculo para la circulación del agua. Pero cuando observamos como corren las aguas notamos que este estrechamiento genera una reacción opuesta- acrecienta la rapidez de la corriente y su fuerza, hasta que en el punto angosto el río ruge.
Así ocurre también con el exilio. Su objetivo es despertar en el judío las fuerzas ocultas, las de mayor intensidad, que se encuentran en las profundidades del alma. Estas fuerzas, generalmente, no se revelan en tiempos normales. Pero la presión del exilio obliga al judío a hacer uso de su capacidad de entrega total- mesirut nefesh- que hay en su fuero interior, y entonces se revelan todas sus fuerzas internas. Esto significa que debemos hacer uso de los días de Galut, del exilio diaspórico en el que nos encontramos, para elevarnos en la Torá y sus Mitzvot de la manera más intensa.
Y de la misma manera que a través del exilio de Egipto salió Israel con un "gran patrimonio" 4 y se hicieron acreedores de recibir la Torá – que así sea con nosotros, que pronto realmente seamos meritorios de la llegada del Mashíaj, pronto en nuestros días.
(Likutei Sijot 1, Pág. 95)
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