Extraído del artículo, Gastar Dinero en Otros Promueve la Felicidad, que apareció en la revista Science en abril de 2008.

Un gran equipo de investigación ha demostrado que las rentas tienen un formal, pero sorprendentemente débil, efecto sobre la felicidad en las naciones, particularmente cuando las necesidades básicas son cubiertas. En verdad, a pesar que los ingresos reales han surgido dramáticamente en décadas recientes, los niveles de felicidad han permanecido muy bajos en los países desarrollados con el correr del tiempo. Una de las explicaciones más intrigantes para este descubrimiento en contra de toda lógica es que la gente gasta su creciente riqueza en futilidades que poco proveen en el camino de la felicidad duradera, tales como costosos bienes de consumo.

Nosotros sugerimos que invertir los ingresos en otros y no en uno mismo puede tener grandes beneficios para la felicidad de uno.

Como una prueba inicial de la relación entre la elección de los gastos y la felicidad, pedimos a un ejemplo representativo de 632 americanos (55% mujeres) que midieran su felicidad general, que informaran sus ingresos anuales, y que estimaran cuanto gastan en un mes típico en (i) cuentas y gastos, (ii) regalos para ellos mismos, (iii) regalos para otros y (iv) donaciones para caridad. Las primeras dos categorías fueron sumadas para crear un índice de gastos personales, y las últimas dos categorías fueron sumadas para crear un índice de gastos sociales. Ingresando simultáneamente los índices de gastos personales y sociales en una regresión que predice la felicidad general reveló que los gastos personales no están relacionados con la felicidad, pero los gastos sociales más elevados están asociados con una felicidad significativamente más grande.

Si esta interpretación es correcta, entonces las personas que reciben una ganancia inesperada experimentarán una felicidad más grande tras recibir la ganancia inesperada si la gastan en otros y no en si mismos. Probamos esta predicción examinando la felicidad de 16 empleados antes y después que recibieron un bono de beneficios compartidos de su compañía. [Los] empleados que dedicaron la mayor parte de su bono en gastos sociales experimentaron una felicidad más grande tras recibirlo, y la forma en que lo gastaron fue un indicador más importante de su felicidad que el importe del bono mismo.

Finalmente, a pesar de los beneficios observables de los gastos sociales, nuestros participantes gastaron relativamente poco de sus ingresos para fines sociales; los participantes de nuestra encuesta nacional, por ejemplo, informaron que dedicaron más de 10 veces la cantidad de dinero para gastos personales que para gastos sociales cada mes. A pesar que los gastos personales necesariamente exceden los gastos sociales para la mayoría de los americanos, nuestros descubrimientos sugiere que cada alteración mínima en las cuotas de gastos —tan pequeña como $5 en nuestro estudio final —puede ser suficiente para producir no despreciables ganancias en felicidad en un día determinado. ¿Por qué entonces la gente no hace esos pequeños cambios? Las pruebas revelaron que los participantes estuvieron doblemente equivocados acerca del impacto del dinero sobre la felicidad; descubrimos que una significativa mayoría piensa que los gastos personales los harán más felices que los gastos sociales y que $20 los harán más felices que $5.

"Di-s habló a Moisés diciendo: 'Habla a los Hijos de Israel, y que ellos tomen para Mí una ofrenda…'" (Éxodo 25:1-2).

Nuestros sabios han señalado la curiosa formulación de este mandamiento: ¿Di-s no tendría que haber instruido a los israelitas para que dieran una ofrenda, en lugar de tomar una?

Pero la formulación precisa nos enseña que cuando damos una contribución para caridad realmente estamos tomando más de lo que damos. En las palabras del Midrash (Midrash Rabá Levítico 34): "Más de lo que el benefactor beneficia al pobre, el pobre beneficia al benefactor".

Di-s creó el mundo basado en un sistema de reglas que Él urdió. Esas reglas abarcan toda la creación —tanto su materia como su espíritu. Muchas de esas reglas son de la variedad de causa y efecto. Ustedes arrojan una bola al aire y ella caerá. Ustedes plantan una semilla, crecerá una planta. Olvidan el cumpleaños de su esposa, toda clase de cosas malas ocurrirán. Dan caridad, y terminarán recibiendo.

En Su bondad, nos ha dado el plano maestro de la creación, la Torá, que contiene todas las reglas —tanto explícitas como codificadas.

Algunas de esas reglas son intuitivas, algunas no. A veces se necesita un estudio científico para demostrar empíricamente la verdad de una de esas reglas.

¿Quién sabe? Quizás el próximo estudio confirme que el cerrar el negocio en Shabat realmente incrementa las ganancias…