Como la Torá relatará más adelante, cuando los judíos se convencieron de que Moisés no iba a bajar del Monte Sinaí, cometieron el pecado de hacer un becerro de oro. Algunos del pueblo adoraron este becerro como un ídolo; y como resultado D-os retiró Su presencia de todo el pueblo. Para restablecer Su presencia, D-os les ordenó que construyan una “casa” portátil, consistiendo de una tienda como santuario (el “Tabernáculo”), un patio alrededor y varios elementos puestos en lugares específicos dentro del santuario y su recinto. La séptima sección del libro de Éxodo comienza con la orden de D-os al pueblo judío de contribuir (Terumá en Hebreo) para la construcción de este Tabernáculo.