En la Parshá de la semana1 , la Torá nos relata sobre las ciudades de refugio que estableció Moshé. Las ciudades de refugio estaban destinadas a cobijar a quienes mataron a un hombre, y protegerlos del "redentor de la sangre" hasta su juicio.
La Guemará2 nos describe los caminos que llevaban a las ciudades de refugio: tenían un ancho de 23 codos (un poco más de 11m) y en cada cruce de caminos se colocaba un cartel que anunciaba "refugio -refugio". Todo esto para facilitar a quien escapaba a que encuentre el camino a su ciudad de refugio.
La Torá y todas sus indicaciones son eternas. De aquí que el sentido espiritual de las ciudades de refugio, está vigente también en nuestros días. A pesar de que en su sentido literal, las ciudades de refugio no existen, también hoy en día están a nuestra disposición ciudades de refugio espiritual cuyo objetivo es expiar por el homicidio de "un alma".
Homicidio Espiritual
Dijeron nuestros Sabios Z"L3 : "las palabras de la Torá refugian". Esto nos dice que las palabras de la Torá son las "ciudades de refugio" espiritual, que protegen a "quien asesinó un alma" en el plano espiritual. Matar un alma en este aspecto se refiere a quien desconectó su alma de su verdadera fuente de vida- la Torá y sus preceptos, "las cuales son nuestra vida y la extensión de nuestros días". Quien pecó y transgredió las normativas de la Torá, segó con ello los conductos de vida de su alma. A él le dice la Torá: no pierdas la esperanza- ¡hay un refugio! ¡Siempre puede uno escaparse hacia el interior de la Torá y salvarse!
Los caminos pavimentados que llevaban a las ciudades de refugio simbolizan que el Altísimo mismo le indica la dirección hacia donde dirigirse. Él le señala "refugio-refugio"- "elegirás la vida"4 .
Salir a los Cruces de Ruta
Pero para hacerse merecedor de esta dirección directa por parte de Hashem, debemos comportarnos de manera análoga "medida contra medida"5 , y hacer lo que Él hace- salir hacia "las encrucijadas de los caminos", a los lugares donde se encuentran judíos que "mataron el alma", que se desconectaron de la Torá, su fuente de vida, pararse ahí como que fueran cartelones vivientes y mostrar la luminaria de la Torá. Proclamar: "refugio- refugio" diríjanse hacia la derecha, al camino de la vida y de la Torá! ¡Prueben el gusto y verán que Hashem es bueno6 !
La persona puede argumentar que no desea encontrarse en los cruces de rutas, donde también acecha el camino de la izquierda. Debe recordar cual es su función y su misión sobre la Tierra- salvar incluso a un solo judío y dirigirlo hacia el "refugio" de la Torá.
Vale la pena Esforzarse
Es conocido el dicho del Baal Shem Tov7 : "un alma baja a este mundo y vive setenta- ochenta años, y todo esto para hacerle un favor a un judío, en temas materiales, y en especial, en los espirituales". De aquí se entiende que vale la pena parase en las encrucijadas de los caminos tan sólo por la posibilidad de salvar a un solo judío y atraerlo hacia la Torá.
Hay que pararse como un cartel luminoso aunque no se vean abiertamente resultados. Debemos cumplir nuestra misión y Hashem hará lo suyo. Se nos aseguró que Hashem nos retribuirá en la misma medida y nos ayudará a escabullirnos del "redentor de la sangre", el instinto del mal, y siempre elegir, única y exclusivamente, el camino de la vida.
(Likutei Sijot Tomo 2, Pág.363)
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