Había una vez un hombre rico, conocido por su filantropía y bondad. Ningún mendigo se iba de su casa sin haber recibido comida y una generosa donación. Sin embargo, este hombre se sentía atormentado por una agitación interior. Consideraba que a su caridad le faltaba "autenticidad"; que era el producto de motivos ulteriores, sutilmente egoístas.

Viajó a ver a su Rabino, el Rabino Schneur Zalman de Liadí (1745-1812, fundador del Jasidismo Jabad), y le abrió su atormentado corazón. "¿Será que todo esto que hago vale la pena, cuando en realidad lo que le está faltando es el ingrediente básico de la verdad?"

Rabí Schneur Zalman le respondió:

"¡Pero ahora, el hambriento a quien has alimentado, está 'realmente' satisfecho!"