Estimados Lectores:
Esta semana leemos en la Torá sobre la Menorá que se encendía en el Mishkan. Probablemente no haya símbolo más significativo para el pueblo de Israel que la Menorá.
La llama encendida de una mecha y alimentada de aceite de oliva es quizás una metáfora perfecta para nuestras vidas.
En la vida de todos nosotros experimentamos momentos buenos y momentos duros. Nos caemos y nos volvemos a levantar. Cometemos incontables errores hasta que finalmente encontramos un camino correcto.
Una de las principales preguntas a las que se enfrenta un rabino o cualquier persona de fe, es ¿Por qué Di-s permite el dolor y el sufrimiento? Realmente responder en nombre de Di-s implicaría un acto de soberbia, pero de todos modos podemos tratar de encontrar algo positivo en el padecimiento.
La mecha debe quemarse para poder iluminar, el aceite se consume, pero la finalidad es iluminar. El dolor, los errores, el sufrimiento y el sacrificio nos permiten conocernos mejor, conocer a quienes nos rodean. Nos permiten superarnos.
En mi experiencia personal, las personas más solidarias y generosas, pasaron en algún momento de su vida limitaciones y privaciones, el abrazo de consuelo más sentido es de quien ya recorrió este camino. La verdadera empatía solo se puede lograr cuando uno vivió una situación similar.
Hoy más que nunca en una época de tanto individualismo y frivolidad, es importante aplicar el mensaje de la Menorá. Todos los días debemos pedir a Hashem que no nos ponga a prueba ni nos enfrente al dolor, pero si ya pasó, aprovechémoslo para iluminar a otro.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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