Pregunta

Rabino, no le estoy pidiendo un sermón, ya tengo bastante con el de mis padres. Le pido una explicación.

Estoy saliendo seriamente con una chica que es todo lo que siempre soñé. Es inteligente, linda, divertida... definitivamente alguien para casarse. Pero, ya lo adivinó, ella no es judía. Mis padres se han negado siquiera a conocerla, y me dijeron que si nos casamos, no vendrán a mi boda. Mi abuela está fuera de sí.

Mi pregunta es: mis padres no son religiosos; nunca cuidamos la kashrut ni ninguna festividad. No hay nada judío en nuestra casa. ¿Por qué, de repente, son tan judíos cuando se trata de con quién me caso? ¿No es algo totalmente hipócrita? Cuando les pregunto esto, sólo me responden “Esto es distinto”, pero para mí eso no tiene ningún sentido. ¿Por qué es diferente?

Respuesta

Esta no es sólo la pregunta de la semana; es la pregunta de la generación. ¿Por qué el matrimonio mixto toca un nervio en tantas personas, indiferentes a cualquier otro tema religioso?

Tu frustración está bien fundada. No es razonable que tus padres esperen que el judaísmo sea importante para ti si nunca lo fue para ellos. Es más, ellos no pueden explicarte por qué se sienten de esta forma. Probablemente no se lo pueden explicar ni siquiera a ellos mismos. Pero tengo una teoría.

Hay una verdad profunda que de alguna forma tus padres la aprendieron inconscientemente de sus padres y es que: el judaísmo es quien eres, no lo que haces.

No existe un judío que sea más judío que otro. Tanto si practica las costumbres judías o no, cuida las festividades o no, vive en Israel o no, come comidas típicas o no, un judío es un judío. La judeidad es un estado irreversible que no está definido por como vives tu vida.

Un judío puede estar sentado en una iglesia comiendo panceta en Iom Kipur vestido como Papá Noel, pero sigue siendo 100% judío. ¿Es un buen judío? ¿Un judío fiel? ¿Un judío orgulloso? Sólo Di-s sabe. Pero sigue siendo judío. Porque el judaísmo no es algo que haces; es algo que eres.

Nada de lo que hagas puede afectar quien eres. Nada, excepto una cosa: con quién te casas.

La persona con la que te casas se convierte en parte de lo que eres. Casarse no es un hobby o un cambio de carrera; es hacer a alguien parte de tu identidad, y volverte parte de la de ella. Tu esposa llena un vacío en tu mismo ser, y tu llenas el vacío en ella. Por lo tanto, el matrimonio, como la judeidad, no es algo que haces: es algo que eres.

No hay nada de malo con los no judíos. Pero no son judíos. Si te casas con una no judía, sigues siendo 100% judío, pero una parte de ti, tu otra mitad, no lo es. Pueden ser felices juntos. Pueden estar enamorados el uno del otro. Pero hay una parte de ti que nunca compartirás.

Puede ser que este sea el desafío de nuestra generación: enfrentar las preguntas de qué significa estar enamorado, qué significa casarse, y qué significa ser judío. Y, a diferencia de generaciones anteriores, encontrar respuestas reales.