Pregunta:

Muchos de mis amigos que tienen alrededor de 70 años están planificando su entierro judío para que la responsabilidad no recaiga sobre sus hijos. ¿Es apropiado? ¿O simplemente debemos dejar nuestras últimas voluntades a la familia por escrito para cuando ya no estemos en este mundo?

Respuesta:

¿Conoces el cuento del encantador esposo que para el cumpleaños de su mujer le regaló una parcela en el cementerio? Al año siguiente no le regaló nada. Cuando ella le preguntó por qué, él le respondió: “El año pasado te compré un regalo y no lo usaste”.

Es un chiste horrible. Pero aún los chistes malos tienen algo de verdad. Los sabios del Midrash nos aconsejan comprar una parcela para nuestro entierro aún cuando estamos vivos y sanos.1 Y se suele decir que hacerlo en realidad nos bendice con una larga vida. Así que seguramente la esposa de este hombre sea bendecida con buena salud por muchos años más.


Si bien algunos indican que esta bendición no parece estar escrita en ninguna fuente judía clásica,2 es posible explicarla desde la psicología. El miedo a morir, como el miedo a cualquier otra cosa, nos quita energía. Comprar una parcela para nuestro entierro puede ayudar a normalizar la muerte, lo que evita que nos obsesionemos con ella.

Otra explicación que se sugiere: en el cielo está decretado cuánto gana cada persona en un año. Eso incluye la asociación funeraria, a la que le llega un cierto monto por año. Lamentablemente se ganan la vida con la gente que muere. Así que debe haber una cierta cantidad de funerales por año. Pero si pagas los costos fúnebres por adelantado, ellos reciben el dinero que van a cobrar y tú puedes seguir viviendo.

La muerte no es un tema agradable, pero todos debemos enfrentarlo. Nuestro énfasis debe ser siempre la vida, y no su opuesto. Pero, en algunas ocasiones, una advertencia sutil sobre nuestra mortalidad puede motivarnos a usar nuestro tiempo más sabiamente. Que todos vivamos muchos años y que esos años estén repletos de días plenos de sentido.