“Raquel murió y fue sepultada en el camino a Efrat, en Belén. Y Jacob erigió un monumento sobre su sepultura, éste es el monumento de la sepultura de Raquel hasta hoy”. (Génesis 35:19-20). La construcción de un monumento es una tradición muy antigua. Ya sea que la piedra se coloque directamente sobre la tumba, como una piedra sepulcral o una lápida, el monumento sirve para tres propósitos:

1. Para marcar el lugar del entierro, de manera que los sacerdotes eviten la impureza ritual de los muertos, que la Biblia prohíbe. Para ello sólo se requeriría una demarcación simple.

2. Designar la tumba correctamente, para que amigos y familiares puedan visitarla. Para ello, lo que se requiere es sólo el nombre del individuo en una piedra modesta.

3. Servir como símbolo de honor a los difuntos enterrados bajo el monumento. Para ello se debe erigir un monumento tan respetable como los herederos puedan permitirse, evitando la ostentación innecesaria.

El tipo de monumento

El gasto para el monumento se considera técnicamente parte de los costos de entierro. Por lo tanto, es una obligación que asumen los herederos, si los fondos se dejaron o no para este fin. Incluso si el difunto desea que no se erija piedra alguna, no se presta atención a su pedido. El costo, el tamaño, la forma y el rotulado del monumento deben ser determinados de acuerdo con el dinero del cual dispone la familia y el tipo de monumento generalmente utilizado en ese cementerio en particular. Uno debe hacer honor a los difuntos, pero no se deben utilizar fondos para el monumento que se necesitan para gastos de vida.

Mientras la forma de la demarcación de la tumba tiene poco significado religioso, sí es importante que se haga clara y visible. Por ejemplo, hay cementerios que utilizan pequeñas piedras planas que están al ras de la tierra y es difícil determinar si se tratan de la lápida o de la piedra sepulcral. Esto no es generalmente deseable, a menos que todo el contorno de la tumba sea claramente evidente. Si sólo las piedras sepulcrales son permitidas por el cementerio, pueden ser utilizadas y si son pequeñas no se considera un menosprecio al difunto. En el caso de un chico, o un caso de caridad pública, se puede hacer una demarcación pequeña permanente. Incluso para los que nacieron muertos o bebés que no sobrevivieron 30 días, se deben colocar lápidas. El propósito es que el área sea reconocible y así los sacerdotes eviten el contacto con la impureza ritual.

Los monumentos dobles son utilizados con frecuencia por un hombre y su esposa, dos hermanas solteras, madre e hija, padre e hijo, o dos hermanos. Sin embargo, se debe tener precaución antes de comprar los lugares. ¿Podría el cónyuge sobreviviente volver a casarse? Si lo hace, ¿deseará, sin lugar a duda, ser enterrado junto a la primera pareja? Si una de las hermanas solteras fallece, ¿se casaría la sobreviviente? En todos estos casos, ¿podría el sobreviviente querer ser enterrado en Tierra Santa? ¿Se contempla un cambio a largo plazo? En el momento del dolor, hay sentimientos de culpa y amor que no siempre se sostienen en el futuro. Hay que tener mucho cuidado antes de adquirir monumentos dobles.

Se asume popularmente que el monumento debe ser erigido aproximadamente 12 meses después de la muerte. En realidad, sólo unos pocos eruditos tienen este punto de vista, y no es costumbre seguir su recomendación. Hay razones, basadas en comentarios importantes y numerosas fuentes y larga tradición, para organizar la construcción de la tumba tan pronto como sea posible. Por las razones enumeradas antes, especialmente para honrar a los difuntos, uno debe erigir la lápida inmediatamente después de la shiva. Los sabios consideraron esto tan importante que, en ciertos casos, incluso permitieron que el doliente saliera de la casa de luto durante la shiva para hacer los arreglos necesarios. Esto fue considerado una parte integral de los arreglos funerarios.

La razón que normalmente se da para esperar 12 meses es que la lápida sirve como recordatorio, y que durante los primeros 12 meses el difunto es recordado, en cualquier caso, por la recitación de Kadish y la evitación de ocasiones alegres. Sin embargo, a pesar de estar razón, el honor de los muertos debe tener prioridad sobre ser recordado, y los arreglos para la piedra deben hacerse inmediatamente. De hecho, no es apropiado recitar un elogio, incluso para los justos, después de que hayan pasado 12 meses.

Si no es posible organizar el monumento poco después de la shiva, se puede esperar hasta sheloshim, o inmediatamente después. Naturalmente, los fabricantes de monumentos requieren mucho tiempo para cortar la piedra, pero el honor para los difuntos se deriva del hecho de que la familia la ordene con prontitud. Además, los días de shiva son probablemente un momento oportuno para dialogar acerca de la lápida, ya que toda la familia se reúne y se simplifica la consulta a sus miembros.

Se debe aconsejar a la familia que tenga mucho cuidado en la selección del fabricante de monumentos. Se deben buscar recomendaciones de amigos y sugerencias de los propietarios del cementerio. Los miembros de la familia deben inspeccionar el monumento erigido antes de programar la inauguración, para comprobar la redacción, la ortografía y la ubicación adecuada de la piedra.

Inscripción y estilo

El buen gusto, la dignidad serena y la evitación de la ostentación son las únicas pautas para seleccionar el monumento. El costo del monumento se determinará generalmente por las letras, el tallado, la ornamentación y el acabado, en lugar de solo por el tamaño.

Las inscripciones, en años pasados, solían ocupar toda la losa y a menudo abundaban en exageraciones bien intencionadas, a veces hasta el punto de falsedades absolutas y descaradas. Muchas frases que se usaban sólo podían aplicarse a los hombres más justos. Este ya no es el tipo de inscripción utilizada. Lo que se recomienda es una breve frase descriptiva hebrea, además del nombre hebreo del difunto y el nombre hebreo de su padre, el nombre completo en español y las fechas de nacimiento y fallecimiento según los calendarios hebreo y gregoriano. Puede contener todo esto o sólo los nombres. Sin embargo, lo más apropiado es incluir las fechas hebreas siempre que se inscriban fechas gregorianas. Un nombre adicional, colocado en tiempos de enfermedad, se utiliza en la inscripción sólo si se usó durante más de 30 días, y si el fallecido se había recuperado de esa enfermedad.

Los estilos de monumentos varían. La forma particular no tiene consecuencias para la tradición. Sin embargo, los animales esculpidos, o el rostro de los fallecidos, si están tallados en relieve, están fuera de lugar en cementerios judíos. Las fotografías engastadas en monumentos no son de buen gusto. Algunas autoridades sostienen que están prohibidas. Parece que una persona debe ser recordada sin ver su retrato. Sin embargo, si ya se han erigido, estas lápidas no deberían causar disputas, y es mejor que se mantengan como están.

Los siguientes son datos que deben tener listos al prepararse para comprar un monumento:

-El nombre del cementerio y la ubicación exacta de la parcela.

-El nombre completo del difunto en español.

-Los nombres hebreos del difunto y su padre.

-El cumpleaños (esto puede ser omitido).

-La fecha y hora aproximada del fallecimiento.

-La relación con la familia: pareja, padre, abuelo, amigo, etc.

-Estatus judío: Cohen, Leví o Israel.