La redención mesiánica será guiada por una persona, un líder humano, un descendiente de los reyes David y Shlomó, que restaurará la dinastía real davídica. Según la tradición, el Mashíaj será más sabio que Shlomó, y un profeta del nivel de Moshé.
Desde la destrucción del Templo sagrado, hay en cada generación un individuo, un vástago de la casa de David, que tiene el potencial de ser el Mashíaj. Si en algún momento los judíos se hacen merecedores de la redención, a esta persona se le darán instrucciones desde lo alto para asumir el rol del redentor.
Durante la era mesiánica, el Mashíaj cumplirá un rol doble. Será un monarca que reinará sobre toda la humanidad con bondad y justicia y según la ley de la Torá: 613 mandamientos para los judíos y siete para los no-judíos. También será el maestro máximo, el afluente hacia las dimensiones más profundas de la Torá que serán entonces revelada por Di-s.
¿Cómo identificaremos al Mashíaj?
El Mashíaj no se identifica por su capacidad de hacer milagros que conmuevan la tierra. De hecho, no tiene que hacer ningún milagro (aunque la capacidad de hacer milagros tampoco lo descalifica).
Estos son los criterios para identificar al Mashíaj, tal como los escribe el Rambam:
Si vemos un líder judío que (a) se esfuerza en el estudio de la Torá y es meticuloso respecto de la observancia de las mitzvot, (b) influye sobre los judíos para que sigan los caminos de la Torá y (c) “libra las batallas de Di-s”, esa persona es el “presunto Mashíaj”.
Si la persona cumple con todos estos requisitos y, además, reconstruye el Templo sagrado de Ierushaláim y facilita la reunión de los judíos con la Tierra de Israel, entonces podremos estar seguros de que se trata del Mashíaj.
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