¿Alguna vez pensaste: “si tan solo tuviese tal o cual cosa o situación estaría feliz…”?

Generalmente es un razonamiento falaz. La alegría no depende de lo que tengamos o no, sino de cómo percibimos lo que tenemos y no tenemos.

¿Qué mejor ejemplo que el de Adán y Eva en el Jardín de Edén? ¿Les faltó algo? No obstante, lograron complicarse solos. Había tan solo un árbol cuyas frutas Di-s les había prohibido y no pudieron resistir la tentación de comer ¡justo de ese árbol! Y para colmo, de acuerdo a una opinión de nuestra tradición, el árbol en cuestión era la vid y tenían que abstenerse de sus frutos tan solo unas horas hasta que empezara el Shabat, hacer el Kidush sobre el vino y así inaugurar un Shabat eterno. ¿Por qué no pudieron aguantar?

Es la naturaleza humana querer justo lo que no puede tener y no valorar lo que sí tiene.

Parece increíble —aunque pasa demasiado a menudo— pero cuando Di-s le viene a rezongar a Adán por haber comido del árbol, culpa a “la mujer que diste para estar conmigo” por haberle ofrecido comer del árbol[1]. ¡Qué ingrato! Di-s le había dado una mujer porque vio cuánto sufría estar solo[2] y en vez de apreciar el tesoro que tenía se dejó distraer por lo que no tenía...

El Rebe, que su mérito nos proteja, en una carta[3] a un individuo que solía quejarse de la vida escribe:

“En el mundo en que vivimos todo contiene una mezcla del bien y mal. El hombre debe elegir cuál aspecto quiere enfatizar, contemplar y perseguir...

“Cuán instructivo es lo que nos dicen nuestros sabios que Adán era un desagradecido. Aún antes de ser expulsado del Jardín de Edén (encontrándose en un paraíso literal), se quejó de su realidad.

“Por otro lado, hubo hombres y mujeres judíos quienes agradecieron y bendijeron al Creador, recitando las bendiciones matinales mientras vivían en las condiciones más atroces de los campos de concentración alemanes. En última instancia, las circunstancias de cada individuo se situará en algún punto entre estos dos extremos.

“Mi objetivo no es amonestarlo, sino destacar una realidad: el tipo de vida que vivimos, si será llena de satisfacción y sentido o lo contrario, depende, en gran medida, de nuestra fuerza de voluntad, que determina si pondremos el énfasis en lo positivo o lo negativo.”

Somos capaces de quejarnos de las condiciones en el paraíso como sentir gratitud en las condiciones más inhumanas del infierno de un campo de concentración.

Uno de los ayudantes personales del Rebe, el rabino Berl Junik, contó que el Rebe se le confió una vez diciendo: “trabajé sobre mi mismo para siempre ver las cosas con una luz positiva; de no ser así no hubiese podido sobrevivir”.[4] Conociendo el sufrimiento personal de todo tipo por el que el Rebe pasó, además de los de las multitudes quienes compartían sus situaciones personales con él, uno puede apreciar que lograr dicha perspectiva no es poca cosa...

Así que la “herramienta” de esta semana es la siguiente pregunta: ¿Las circunstancias de tu vida están bien o mal independientemente de cómo las miras o precisamente como consecuencia de ello y un cambio de actitud se verá reflejado en la realidad?


[1] Génesis 3:12.

[2] Talmud, Avodá Zará 5b y comentario de Rashi.

[3] Igrot Kodesh vol. 20, p. 41.

[4] Citado en la Introducción al libro Positivity Bias.