Vengo de una familia asimilada. Soy el primero que, en dos generaciones, ha profundizado en la práctica del judaísmo.
Aunque estoy circuncidado y mis padres se casaron bajo la jupá, en mi familia no había mucha observancia de preceptos. No sabíamos de Torá, Talmud, alimentación kósher ni tefilín. Eso sí, mi padre me transmitió el amor por la Tierra de Israel, lo que para mí significaba todo el judaísmo.
Además de asimilada, mi familia era renuente a ceremonias religiosas. Mi bar mitzvá fue, siendo yo grande, una pequeña reunión de lectura de la Torá.
Por iniciativa propia en 1983 comencé a observar Yom Kipur y a no comer jametz en Pésaj. En una ceremonia ortodoxa, contraje matrimonio bajo la jupá, pero tampoco iniciamos una familia observante.
De la política a las pequeñas acciones
Siendo ya grande, escuché sobre un rabino en Brooklyn que regalaba billetes de 1 dólar y exhortaba a la gente a hacer buenas acciones. Pero no supe mucho más hasta que Internet, con su avalancha de información, me llevó a este maravilloso personaje: el Rebe de Lubavitch.
Investigando sobre Ariel Sharón, encontré que el Rebe había escrito ideas muy interesantes acerca de la integridad y defensa de la Tierra de Israel, lo cual fue para mí el punto de partida para indagar más sobre sus opiniones políticas y exhortaciones a los dirigentes del Estado de Israel ―no tanto, confieso, sobre sus discursos y enseñanzas de Torá―.
Pero no fue difícil darme cuenta de las cualidades del Rebe. No solo es el líder de una dinastía jasídica o un sabio de la Torá; que lo es. Es un ejemplo de ser humano por capacidad de entender a cada judío ―observante o no― en el nivel que se encuentre para enseñarle a ser mejor en cada acción de su vida cotidiana, un paso a la vez.
Una nueva oportunidad
No me considero un baal teshuvá ni un jabadnik. Tampoco soy el judío más observante. Pero de algo estoy seguro: después de mi encuentro con el Rebe quiero ser mejor persona que antes.
Por circunstancias de la Providencia, me divorcie. En nuestro hogar intentamos hacer las cosas lo mejor que podemos. Aunque no somos los más estrictos, somos vigilantes de que no haya transacciones de dinero en Shabat.
Con el ejemplo del Rebe, y los consejos de los rabinos Moshé Blumenfeld y el rabino Eli Levy, voy por la vida orgulloso de ser judío. Espero que muchas más personas sean inspiradas por el Rebe para hacer buenas acciones, crecer en judaísmo, y así acelerar la llegada de Mashíaj.
Escribe tu comentario