Rosh Hashaná recuerda la creación del mundo, como lo vemos en la plegaria, "Hoy nació el mundo." De conformidad con nuestros Sabios, sin embargo, el mundo fue creado el 25 de Elul, de manera tal que Rosh Hashaná de hecho marca el sexto día de la creación, el día en el que D-os creó el hombre.

¿Por qué conmemoramos la creación del hombre y no la creación de todo el mundo? Esto es especialmente extraño, dado que la creación del mundo demuestra el poder absoluto de D-os en Su capacidad única para crear algo a partir de nada.  Únicamente la esencia de D-os, libre de toda limitación, puede lograr vida a partir de vacío absoluto.

El 25 de Elul, el primer día de la existencia del mundo, se distingue además por ser mencionado en la Torá como iom ejad ("un día"), en vez de iom rishon ("el primer día"). La Torá indica así que en el primer día de la creación, D-os estaba "solo en Su mundo." Aunque todo el mundo creado ya existía, no era algo independiente de su Creador; el mundo era uno con D-os.

Aceptación consciente de Su Soberanía
A pesar de su naturaleza única, el 25 de Elul es eclipsado por Rosh Hashaná. Esto se debe a que la creación del hombre abrió una nueva y más profunda relación entre D-os y el mundo creado.

De todos los seres en los reinos físico y espiritual, únicamente el hombre puede optar por aceptar la soberanía de D-os. Únicamente su relación con D-os surge de una decisión consciente y el libre albedrío. Aunque D-os crea y regula todos los demás seres en el universo, ellos no aceptan conscientemente esta relación. Su vínculo con D-os fluye a partir de la creatividad de D-os; no es el resultado de su propia decisión.

Con la creación del hombre, D-os introdujo el potencial para la aceptación voluntaria de Su unidad y el consentimiento activo a Su voluntad. Un pensamiento jasídico ilustra la diferencia entre la relación de D-os con el hombre y Su relación con el resto de la creación haciendo un contraste entre dos formas de gobierno absoluto, tiranía y soberanía. Un tirano ejerce el dominio sin el consentimiento de sus súbditos, en virtud a su fuerza; los súbditos de un rey, aún si es un gobernante absoluto, pueden aceptar voluntariamente su autoridad y buscar su soberanía.

A diferencia de cualquier otro ser creado, el hombre tiene la opción de aceptar el dominio de D-os o rebelarse en su contra. Él es el único que ha sido facultado para reconocer la unidad de D-os a través de sus propios procesos de pensamiento, y relacionarse con Él como su soberano.

Hacer a D-os parte de nuestro mundo
¿Por qué debe ser la soberanía de D-os conscientemente percibida por el hombre? Desde la perspectiva de D-os, Su unidad con el mundo abarca cada faceta de la creación. El hombre raramente puede concebir la unidad de D-os desde esta perspectiva. ¿Por qué entonces es el mero reconocimiento y conciencia del hombre de tal importancia?

Nuestros Sabios enseñan que D-os creó el mundo porque Él "deseaba un lugar para morar en los mundos inferiores." A fin de que este deseo se lograse totalmente, el establecimiento de una morada requiere no solamente que la energía Divina se extienda a esos reinos bajos, sino también que esos reinos estén concientes de la Divinidad en su medio y la acepte. Únicamente entonces está completa la morada de D-os en los mundos inferiores.

Antes de la creación del hombre, la Divinidad y el mundo parecían ser opuestos; el mundo, desde su propia perspectiva, no se conectaba con el potencial Divino con el que había sido investido. Únicamente con la creación del hombre se dio la posibilidad para que se produjese una consciencia interna de D-os.

Socio de D-os en la Creación
El hombre fue creado no solamente con el propósito de expresar unidad con D-os en su propia vida; también se le dio el potencial de darle a todo el mundo consciencia de la unidad con D-os. Adán, el primer hombre, dio expresión a este potencial el primer día de su existencia al dirigirse a toda la creación: "Venid, inclinémonos; arrodillémonos ante D-os nuestro Creador."

Al impartir su relación superior con D-os a todo el mundo, el hombre se convierte en socio de D-os en la creación y aporta un elemento necesario a la existencia del mundo - una unión consciente con D-os. Esta única percepción humana de la unidad penetrante de D-os hace que Rosh Hashaná, el día de la creación del hombre, eclipse el 25 de Elul, ya que el potencial de unidad con D-os que se inició con la creación del hombre eclipsó todos los niveles anteriores de la creación.

Diversos niveles de existencia
Sin embargo, todavía se mantiene la pregunta: ¿Por qué nuestras plegarias de Rosh Hashaná proclaman que el mundo fue formado en esa fecha? Aún si se reconoce que Rosh Hashaná tiene precedencia, fue en el 25 de Elul que el mundo fue creado.

Esta pregunta puede ser contestada haciendo referencia a un punto de la ley talmúdica que se relaciona con pureza ritual. Las leyes de la pureza se aplican únicamente a objetos concluidos. Por ejemplo, una pieza de metal sin forma no puede llegar a ser impuro hasta que sea convertido en un objeto útil. Aunque el metal obviamente existe, las leyes de la pureza ritual no se relacionan todavía con éste; no se puede decir que el objeto existe hasta que haya sido concluido.

Se puede pensar que ciertos objetos están completos en cualquiera de varias etapas. Los cueros de animales, por ejemplo, pueden ser usados en una etapa como cubiertas o cobijas, o pueden ser tratados y refinados y convertidos en artículos de vestir.

Imagínese que una sustancia impura entre en contacto con un cuero en un estado menos desarrollado. ¿Es el cuero ritualmente impuro (porque puede ser usado como cubierta en esta etapa), o puro (porque puede ser procesado aún más para ser convertido en un artículo de vestir)?

Las reglas de Mishna que la condición del cuero depende de su propietario. Si se espera que el propietario vaya a estar contento con el cuero como cubierta, el cuero es impuro. Sin embargo, si el propietario es un curtidor que ordinariamente consideraría el cuero inconcluso en esta etapa y se esperaría que lo va a refinar para hacer una prenda de vestir, es puro.

Esta halaja nos da una concepción del estado de la creación antes del advenimiento del hombre. El 25 de Elul y los días siguientes de la creación revelaron poderes Divinos grandiosos. Estos poderes, sin embargo, fueron totalmente eclipsados por la creación del hombre, la cual reveló un propósito más profundo de la creación y un aspecto superior de la Divinidad, al igual que el cuero del animal puede ser transformado en una prenda por un curtidor experto.

La revelación causada por la creación del hombre hizo que la existencia anterior del mundo se considerase inconclusa. Por medio de la creación del hombre, D-os estableció una nueva definición de existencia, y de conformidad con esta nueva definición, el mundo no existía anteriormente. El aniversario de la creación del hombre puede por lo tanto ser considerado como el aniversario de la creación como un todo.

"Al cubrir las aguas el lecho del océano"
El estado final de unidad entre D-os y el mundo será expresado en la Era de la Redención, cuando "el mundo se llenará del conocimiento de D-os al cubrir las aguas el lecho del océano."

Esto será logrado por medio de los esfuerzos del hombre. La revelación de la Divinidad en la Era de la Redención depende de nuestros esfuerzos actuales para percibir y expresar la Divinidad investida dentro del mundo. Al desarrollar un vínculo consciente con D-os y extender la relación a todo elemento de nuestra existencia, nos acercamos al momento cuando esa conexión florecerá en una satisfacción completa en la Era de la Redención. D-os quiera que esto se logre en un futuro inmediato.

Adaptado del Sijot de Shabat Parshat Nitzavim-Vayeilech, 5744; El Sijot de Erev Rosh Hashaná, 5733