A lo largo del año elegimos un momento propicio para "poner a punto" varias cosas.
Antes de un largo viaje en automóvil, debemos revisar como mínimo el agua, aceite y presión del aire.
Al acercarse el verano, en cada hogar controlamos los ventiladores, aire acondicionado, etc. Además cada seis meses nos fijamos tener sanos y fuertes nuestros dientes, visitando al dentista.
En el mes de Elul, en el cual nos encontramos ahora, es costumbre "poner a punto" Mezuzot y Tefilín.
Durante estas semanas que preceden a las Altas Festividades de Rosh-Hashaná y Iom-Kipur, Sucot y Simjat Torá, tratamos de incrementar y reforzar nuestra observancia de las Mitzvot. De esta manera tenemos la esperanza, a través de esto, de inclinar el plato de la balanza a nuestro favor.
Tener nuestras Mezuzot y Tefilín revisados, es una de las maneras de lograrlo.
Hoy en día es posible adquirir hermosos estuches para Mezuzá; de plata, vidrio, madera, metal, cerámica trabajada y hasta conocidos artesanos se dedican a fabricarlos. Pero es el pergamino que va adentro el que realmente tiene importancia. Tratemos de imaginar al auto que queremos poner a punto para ese largo viaje. Quizás sea un BMW o un Porche. Si la carrocería está en buen estado es algo bueno; pero si el motor no funciona, ¿de qué nos sirve?
Un hermoso estuche para Mezuzá debe tener el pergamino apropiado dentro de él. Debemos aseguramos al comprar una Mezuzá o un Tefilín de que provengan de un negocio de buena reputación o de un buen Sofer (escriba) y recordemos "ponerlos a punto", es decir, revisarlos de acuerdo a su uso cada vez que sea necesario; por lo menos, dos veces en siete años como lo requiere la Ley Judía.
La Mezuzá no es un amuleto, ni debe ser considerada como tal, a pesar de que ofrece protección. Está explicado en la Cabalá que la Mezuzá nos provee de protección desde que salimos de nuestro hogar hasta que retornamos a él.
¿No sería maravilloso que cada uno de nosotros extendiera su sueño de tener dos autos en el garaje, a colocar una Mezuzá en cada puerta?
Únete a la charla