Además de las menorot colocadas en los umbrales y ventanas de los hogares judíos, los sabios instituyeron el encendido de la Menorá en las sinagogas para hacer público el milagro de Janucá. La Menorá de la sinagoga se coloca cerca de la pared meridional del santuario (evocando la Menorá del Templo que también estaba situada en la pared meridional del santuario), y se enciende antes de la puesta del sol, inmediatamente después de las plegarias de la tarde.
Los presentes en la sinagoga, incluso el que enciende la Menorá y recita las bendiciones, no han cumplido su obligación personal de encender la Menorá. Y deben encenderla en sus hogares.
Lo ideal es que la Menorá de la sinagoga se reencienda por la mañana, de modo que quede encendida todo el día (siempre que haya gente presente).
En el pasado, la sinagoga era el lugar que concentraba la mayoría del público judío. Hoy, sin embargo, la realidad es que muchos judíos no visitan la sinagoga a diario. El Rebe de Lubavitch por lo tanto fomentó la colocación de menorot en lugares públicos, para maximizar el alcance de la luz de Janucá, y proclamar públicamente el eterno mensaje de Janucá de la victoria de la luz sobre oscuridad.
Si quiere construir una Menorá gigante al aire libre, la altura permitida máxima de la misma es aproximadamente 9 metros. La gente normalmente no eleva la vista mas arriba que esta altura, y una Menorá más alta no cumpliría su cometido.
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