Me acurruco en mi asiento, los pequeños auriculares blancos insertados cuidadosamente en mis lóbulos. Con el toque de un botón, me transporto a cualquier lugar que desee.
Primero mi corazón se derrite al son de una melodía emocionante. Un rato después, mis pies golpean ligeramente y mis latidos se agitan con los sonidos de una batería. Un movimiento de dedo, y siento una lagrima rodar en mi mejilla con una canción triste. Otro movimiento, y mi cerebro es estimulado por una conferencia.
Con solo tocar un botón, navego entre una historia, una clase, una canción movida o una melodía profunda, selecciono mi opción según mi humor, y me transporto a otro lugar.
(Para ser honesta, hace poco aprendí a manejar este mágico dispositivo. Inicialmente, mi poca capacidad técnica reaccionó con desconcierto al pequeño aparatito con desconcertantes controles. Pero después de que algunas lecciones en manos de mi hijo de 8 años conseguí manejar el aparato, y en poco tiempo ya era una experta.)
¡Que maravilloso dispositivo! No sorprende que estos pequeños adminículos se venden de a miles por día.
Imagínese si nosotros tendríamos un dial incorporado a nuestra personalidad. Imagine que con solo apretar un botón podríamos controlar nuestra psique y personalidad…
En realidad podemos.
Las enseñanzas Jasídicas nos aseguran que así es, poseemos la capacidad moaj shalit al halev--"la mente gobierna el corazón". A diferencia de los animales, que su comportamiento es dictado por el instinto, el ser humano es, esencialmente, un ser racional, capaz de controlar por completo sus pensamientos y emociones.
Pero aprender a usar este "dispositivo", no es automático—se requiere de estudio y práctica. Pero una vez que aprendamos utilizar esta herramienta de alta tecnología que es la mente humana, podemos aprender a controlar nuestras emociones, sensaciones y réplicas.
La felicidad es una elección no una característica. Así también la integridad, la amabilidad, la humildad, la simpatía y la compasión, y por otro lado la envidia, la cólera y la depresión también son elecciones.
Imagínese poder tocar un botón y apagar un arrebato de cólera, u otro botón nos saca de una depresión. Imagine que al presionar un botón se llenara de felicidad y energía constructiva. Imagínela posibilidad de tener la concentración, y el control a nuestra disposición. Piense en la diferencia que lograríamos en nuestro crecimiento personal y en nuestras relaciones.
Tenemos el dispositivo. Tenemos los botones, incluso tenemos el manual sobre cómo utilizarlos—la Torá. Todo lo que tenemos que hacer es aprender a usarlo.
Esto si que seria un gran negocio comercializar.
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