Estimados lectores:
En esta Parashá leemos muchas leyes de distinta índole, desde no engañar a una persona vulnerable, hasta la responsabilidad de dejar nuestros arboles sin cosechar hasta el tercer año.
Pero una frase se repite al final de muchos de estos versículos: “Yo soy Hashem”.
Rashi comenta, que en ciertas leyes se pone a prueba más nuestra fe en Hashem, ya que son cosas que solo dependen de nuestra conciencia, nadie sabe realmente cuales fueron nuestras intenciones.
Si bien toda la Torá y los preceptos los debemos cumplir porque son la voluntad de Hashem, en algunos casos es más notoria nuestra convicción.
Un amigo dice, que en realidad solo se puede comprobar la convicción y la fe de una persona si está solo en una isla desierta. ¿Seguirá rezando tres veces por día? ¿Se cuidará de hacer el mandato de Hashem a pesar que nadie lo ve?
Creo que por ahí va el tema, muchas veces hacemos cosas por cómo nos va a ver la sociedad, por si alguien nos ve, por si se enteran. Pero hay que tener en cuenta que siempre está Hashem mirando cada acción y aún más cada intención en lo más profundo de nuestro corazón. Ese es el verdadero desafío.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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