Estimados lectores:

Está semana conmemoramos el 30 aniversario de la desaparición física del Rebe, de bendita memoria.

En nuestra parashá leemos sobre la vaca roja que servía para purificar al pueblo de Israel y enseguida nos cuenta sobre la muerte de Miriam. Rashí pregunta: ¿Por qué se une la historia de la vaca roja con la muerte de Miriam? Para enseñarnos que, así como los sacrificios sirven para traer expiación al pueblo así también el fallecimiento de los justos trae expiación.

No puedo evitar compararlo con la desaparición del Rebe, pero hay algunas diferencias importantes.

Algo que ocurrió cuando murió Miriam fue que por su mérito el pueblo tenía el manantial de agua en el desierto que los acompañaba adonde fueran, cuando ella falleció se cortó el flujo.

En el caso del Rebe ocurrió exactamente lo opuesto, su impacto en el pueblo judío y en el mundo entero se intensificó aún más después de su desaparición, sus seguidores basándonos en ese “manantial” que nos dejó, seguimos creciendo. Actualmente hay más “jabadnikim” que no conocieron al Rebe físicamente que aquellos que tuvieron el honor de conocerlo.

Es difícil encontrar un judío hoy en día que no haya sido impactado por la fuerza del Rebe tanto en forma directa como indirecta. Su último mensaje fue que debíamos poner todas nuestras energías en preparar al mundo para la llegada del Mashiaj, incluso llegó a decir que el mundo ya estaba listo que solo quedaba pendiente abrir los ojos y verlo.

En estos días difíciles para el pueblo judío sentimos la imperiosa necesidad de ver la redención pronto en nuestros días.

¡Shabat Shalom!

Rabino Eli Levy