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5. En la Sección Vaiéshev, la Torá relata que Iosef HaTzadík era "de rostro bello y de hermoso aspecto" —iefé tóar vifé maré—, y [para mantener su buena apariencia] acostumbraba a arreglarse el cabello1. A causa de esto, "llamó la atención de la mujer de [Potifár,] su amo", [quien le expreso su deseo de estar junto a él. Iosef, sin embargo, se negó en reiteradas oportunidades] y terminó en el calabozo. [De todos modos, las Escrituras declaran que] incluso durante su permanencia allí, "todo lo que [Iosef] hacía, Di-s coronaba con éxito".

En este relato hay dos partes: 1) Lo que respecta a Iosef —que era de "rostro bello y de hermoso aspecto"–, y 2) [lo dicho] en relación a la esposa de Potifár. Ambas facetas [de la narración], al igual que todos los temas y conceptos abordados por la Torá, [un término derivado de horaá, "instrucción",] constituyen enseñanzas eternas para nuestro cotidiano vivir.

6. [El vocablo iosef deriva de lehosíf, "agregar"; en este sentido,] acerca de Iosef se ha dicho: "Iosef —agregará— Di-s para mi, ben ajér —otro hijo—". El Rebe Tzemaj Tzedek explica2 que la avodá de Iosef consistía en hacer del ajér —del "otro", el ajeno y extraño— un "hijo". [En otras palabras,] esto significa [dedicarse a] "hacer" baaléi teshuvá (judíos que retornan a la vida de Torá y mitzvot).

Iosef tenía la fuerza [espiritual] necesaria para llevar a cabo dicha tarea, dado que él mismo era iefé tóar vifé maré, Iosef era bello en todo sentido, tanto en lo que respecta a la observancia de las Mitzvot Asé —los Preceptos Positivos ("Harás")—, así como en cuanto a las Mitzvot Lo Taasé —los Preceptos Negativos ("No Harás")—. (En varias fuentes3 [de la Filosofía Jasídica], se explica que tóar alude a las Mitzvot Asé, y maré a las Mitzvot Lo Taasé). A esto se debía ben.que Iosef pudiera influir [positivamente] incluso en otras personas, transformando al ajér en un

Esta enseñanza involucra [de modo personal] a cada judío, pues de cada uno se demanda que además de ocuparse de su propia persona se dedique también a otros. Pero para influir en los demás es necesario tener presente la norma: "Adórnate a ti mismo" primero, y luego, "adorna a los otros"4. [En primera instancia,] la persona misma debe ser iefé tóar vifé maré, y entonces podrá afectar [positivamente] la vida de su prójimo.

No es intención mía decir que para dedicarse a otro judío es menester esperar a que uno mismo alcance la máxima integridad [espiritual]; con certeza, no es así. Mas allá del estado espiritual personal, es responsabilidad de cada uno ocuparse también del prójimo, y está prohibido postergarlo.

Por otro lado, sin embargo, se debe tener en cuenta que uno debe consagrarse a sí mismo, corrigiendo sus propios defectos [de conducta y carácter], y esto es crucial no sólo para uno mismo, sino que afecta también al prójimo. Pues cuando la persona tiene defectos [de conducta y carácter] y no se aboca a enmendarlos, también el prójimo los percibe, y en consecuencia ya no es posible llegar a aquel con la profundidad requerida.

Es preciso tomar conciencia de la enorme responsabilidad que representa la enmienda de las propias falencias pues, de no prestarles atención, nos hacemos daño a nosotros mismos y también a los demás.

Se debe invertir gran esfuerzo en lo que respecta a uno mismo, para ser un iefé tóar vifé maré, pues ello no es una cuestión "privada" de la persona sino que involucra a la comunidad [por entero].

7. La enseñanza que obtenemos del relato acerca de la esposa de Potifár es la siguiente:

Nuestros Sabios dicen5 que "la intención de la esposa de Potifár [al proponer a Iosef una relación infiel, perseguía un objetivo altruista, es decir,] era en aras del Cielo". Ella vislumbró que Iosef tendría hijos que vendrían de ella, pero incurrió en un error: los descendientes [que vislumbró] no serían de ella [misma], sino de su hija, [con la que Iosef se casó tras salir de la cárcel].

De este suceso se infiere que es posible que la apariencia exterior y la aplicación práctica de una cuestión pueden ser absolutamente opuestas a la dimensión de la santidad, pero no obstante ello [es posible que] su propósito interior y más profundo sea exclusivamente en aras del Cielo, para incrementar energías en el ámbito de la santidad.

El Alter Rebe escribe en Tania6 que de suceder que mientras un judío está orando se le acerca un gentil y lo distrae en su plegaria, en lugar de no tomarlo en cuenta, el judío debe, por el contrario, fortalecerse aún más en su plegaria y orar con mayor concentración, desde las fibras íntimas de su corazón.

A simple vista esto [parece paradójico y] suscita el siguiente interrogante: Si el propósito [de Di-s] es hacer que el judío se involucre más en la plegaria, ¿por que se recurre para ello a una situación adversa, a que ¡un gentil! provoque que se vea perturbado en sus oraciones?

La explicación es la siguiente: El gentil mismo, desde su fibra íntima y raíz espiritual [en las esferas de la santidad], (pues la raíz espiritual de toda cosa [aun de aquello que se muestra hostil a lo Divino,] está en las esferas de la santidad). [Por eso, aun el gentil hostil,] percibe que su rol, [como ser creado por Di-s,] consiste en incrementar santidad [en la Creación]. Pero dado que esta acción se concreta por medio de un gentil —que en nuestro plano físico puede llegar a manifestar rivalidad con cuestiones de santidad— la situación se presenta en un contexto adverso [y hasta incompatible, en apariencia, con la Voluntad Divina]. En realidad, sin embargo, el propósito subyacente [a este escenario] es el de favorecer al ámbito de la santidad, e incrementar energías y fuerzas en éste.

En este sentido, el Predicador [Maguíd] de Mezritch explica que Laván persiguió a Iaacov exclusivamente porque en la Torá debían escribirse más letras; sólo por ello Laván corrió tras Iaacov [y lo perturbó]. De hecho, este suceso [de tenor hostil y hasta violento contra nuestro Patriarca Iaacov,] fue incluido en la Torá, agregándose así un párrafo bíblico [como parte integral de nuestra sagrada Torá, sobre el que también se pronuncia una bendición a Di-s antes de leerlo].

[El tener presente] este concepto es precisamente la instrucción a seguir cuando se presentan dificultades que perturban el servicio a Di-s. En efecto, toda cuestión y situación, tal como se encuentra en su fuente y raíz [espiritual], no sólo no se opone a la santidad, sino que lo cierto es lo contrario: asiste y favorece a lo sagrado. Pero en

vista de que [en nuestro plano físico esto] se expresa por vías de un determinado "canal" [que "filtra y opaca" la Luz Divina Espiritual], es interpretado [en los ojos del ser mortal] como algo adverso cuando, en realidad, la intención intrínseca, [la verdad profunda y "alma" de la cuestión,] es favorecer, asistir e incrementar la [conexión del judío que sirve a Di-s, con la] santidad, [y provocar la revelación de la Verdad Divina en la Creación toda, cosa que de otro modo no se lograría en semejante grado y magnitud].

Cuando la persona no se equivoque, y tome conciencia de que "nada malo proviene de lo Alto"7, y de que no existen en absoluto ocultaciones y velos [que se opongan al propósito de Di-s], por lo que todas las situaciones que observa constituyen [en verdad] un apoyo para la cuestiones de santidad, la [auto-]ocultación [de la Luz Divina que la realidad física presenta al hombre,] no será fuente de debilidad alguna sino que, en cambio, este escenario estimulará fuerzas mayores en su ser interior.

Cuando la persona incorpore este concepto [como parte integral de su vida,] y tome una decisión firme y certera —y, de hecho, todo se anula frente a la verdad—todas las ocultaciones y velos, obstáculos y dificultades, desaparecerán. Pues si el judío reconoce la verdad, que en toda entidad física hay una chispa Divina, y que toda situación y escenario asiste a las cuestiones de santidad, [esa mirada y modo de "pararse" frente a la realidad,] influye y afecta al entorno, de modo que [el entorno previamente hostil] revela y manifiesta su chispa [Divina inmanente]. [Si la persona enfrenta] así [las cosas,] también aquí Abajo, [en este plano físico espiritualmente inferior,] se torna visible el auténtico propósito [del ocultamiento]: favorecer e incrementar fuerzas en el ámbito de la santidad.

8. Esta es [precisamente] la enseñanza [que derivamos] del dicho de nuestros Sabios: "La intención de la esposa de Potifár era en aras del Cielo":

Cuando se presenta una situación de ocultación [y oscuridad espiritual], ésta puede ser resuelta de dos maneras: La primera de ellas es combatir la oscuridad. Es decir, considerar el estado de ocultación como verdadero, e invertir todas las fuerzas para luchar contra éste; la segunda (que de hecho es más placentera), consiste en [desarrollar una mirada más profunda y genuina de la realidad:] reconocer que intrínsecamente toda situación favorece a las cuestiones de santidad; y cuando nos plantamos así [frente a toda circunstancia,] se revela y manifiesta [precisamente] por medio del escenario hostil, un incremento de Luz de santidad.