Antes de un evento los campeones deportivos ponen en práctica un método, especialmente si van a jugar contra un equipo con el que todavía no han competido. Visualizan el partido en su mente; se imaginan ganando y recibiendo el aplauso cerrado de sus seguidores. Experimentan todas las emociones y los sentimientos positivos asociados con una victoria. Interpretan mentalmente esta escena hasta que llegan a sentirse cómodos con dicha imagen y la sienten como parte de la realidad. Luego salen a jugar el partido, habiendo ya experimentado en su mente la victoria.
Los grandes líderes ofrecen una visión a sus partidarios. Tienen la capacidad de visualizar el futuro de una manera que la persona común no es capaz de hacerlo e inspiran al hombre de la calle a compartir su visión y convertirla en realidad.
Recientemente conocí a una pareja que vivía el dolor de un matrimonio muy problemático. Cuando les sugerí que, con un esfuerzo de ambas partes, podrían llegar a tener una afectuosa y significativa relación de amor, la esposa dijo: "Eso es imposible. Llevamos catorce años de casados y los últimos diez solamente han ofrecido desdicha. ¡Esta situación nunca va a cambiar!" No estaba preparada para creer que el futuro pudiera ser diferente. "Entonces, si así fuera," le dije, "lo más probable es que el futuro sea una repetición del pasado. ¿Te gustaría que las cosas siguieran como hasta ahora?"
La respuesta inmediata fue: "Queremos un futuro mejor".
El consejo que les di fue el siguiente: empieza por visualizar el objetivo y luego trabaja en esa dirección. Cierra los ojos e imagínate, dentro de un año, en tu hogar, disfrutando de una buena relación de pareja. Describe en detalle esta atmósfera de amor y armonía, anótalo en tiempo presente, como si ya fuera una realidad. Conéctate con el sentimiento de amor y placer generado por esta maravillosa relación.
Ahora sigamos. Examina los pasos que has tomado para llegar a este punto. Sin perder de vista el resultado, retrocede un paso y, ahora que has logrado llegar hasta este punto, describe cómo será tu relación dentro de once meses. Sigue trabajando hacia atrás, mes a mes, hasta llegar al presente. Entonces programa en tu diario el momento en que vas a implementar estas acciones y cómo piensas celebrar cada una de las pequeñas victorias que irás obteniendo.
Con este objetivo en mente, tu subconsciente puede empezar a pensar que el cambio es posible y te ayudará en la tarea orientada a lograrlo. Actúa como si ya tuvieras una preciosa relación. Compórtate como parte de una cariñosa pareja, aún si todavía no has llegado a esa etapa. En otras palabras, finge hasta que puedas lograr que sea una realidad. Si crees que no estás siendo honesto, no lo pienses - aparentar es la realidad.
Esta es la clave del éxito en nuestras relaciones, en la crianza de nuestros hijos y prácticamente en todo lo que hacemos: Toma acciones que hagan una diferencia. Cuando un área de tu vida no está funcionando como a ti te gustaría que lo hiciera, empieza visualizando el objetivo. Ubica un plan de acción, empieza a trabajar en ese sentido y disfruta de un nuevo nivel de felicidad, incluso mientras todavía te encuentres recorriendo el camino hacia la concreción de tu objetivo.
¡Inténtalo, verás que funciona!
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