Diariamente llegaban cientos de cartas al Rebe solicitando consejo y bendición por asuntos de salud. Que ocurrieran milagros es indiscutible. Reúne diez judíos en cualquier parte del mundo, y por lo menos uno tendrá una anécdota acerca de un amigo, pariente o de sí mismo, para quien el Rebe haya operado algún milagro.

Pero el Rebe no quería crear una religión en torno a curas milagrosas. En casi todas las respuestas incluía consejos prácticos sugiriendo a la gente una senda espiritual junto con una sabia orientación médica. A continuación, algunas de las respuestas más típicas.