Estimados lectores:
Estamos atravesando uno de los momentos más críticos de la historia moderna del pueblo judío. Israel se enfrenta a sus enemigos más peligrosos. Irán bombardea a diario: hoy mismo se disparó un misil contra el hospital Soroka, en Beer Sheva, y milagrosamente no hubo heridos.
Miles de israelíes están varados en el exterior esperando regresar, mientras los que estamos aquí corremos a los refugios antibombas. Nadie duda de que este es nuestro hogar. Los judíos de todo el mundo miran con angustia y ansiedad lo que ocurre en la tierra de Israel.
El contraste con lo que leemos en la parashá de la semana, Shelaj Lejá, es muy fuerte. Los espías vieron los desafíos de la Tierra Prometida y dijeron: “No vale la pena, no vamos a poder”. El pueblo les creyó, y como consecuencia pasaron cuarenta años vagando por el desierto. Solo una minoría se mantuvo firme y dijo: “Esta es la tierra que Di-s nos prometió, vamos a seguir adelante”.
Hoy vivimos exactamente lo opuesto. La gran mayoría del pueblo judío, tanto en Israel como en la diáspora, entiende perfectamente los desafíos de vivir en esta tierra, pero nadie duda de que es nuestra. Sabemos que es la tierra que Hashem nos prometió, y que no tenemos otra. A pesar de las amenazas de los "gigantes", no nos intimidan.
Estamos convencidos de que estas son las últimas pruebas antes de entrar en una era de paz y prosperidad en nuestra tierra, el comienzo de una etapa mesiánica.
¡Shabat Shalom!
Rabino Eli Levy
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