"El y Sus vivificantes emanaciones (jaióhi) son uno; El y Sus causalidades (garmóhi; lit., 'órganos') son uno en ellas"*, (esto es, en las diez sefirot de Atzilut. "Sus vivificantes emanaciones" son las luces [los orot de las sefirot]; y "Sus causalidades" son los recipientes [los keilím de las sefirot]; ellos son todos [uno con la [infinita] luz Ein Sof, pues son] Divinidad. Este no es el caso en los Mundos de Beriá, Ietzirá y Asiá, etc.). Ahora bien, necesita ser claramente entendido cómo el Ein Sof es Uno con Sus causalidades, los keilím [de las sefirot], si los keilím son limitados y finitos, como se declara en Etz Jaím.
No obstante, la intención [de la afirmación] es decir que estos son Divinidad en cuanto a la creación de algo a partir de la nada [tal como el Ein Sof es capaz de hacerlo], y no meramente a modo de evolución de ilá ("causa") a alúl ("efecto").
En cuanto a la afirmación de Rabí Moshé Cordovero, que la evolución creativa [en las sefirot] ocurre vía ilá y alúl, y así se afirma también en el sagrado Zohar, Parshat Bereshit, se refiere a la evolución de las sefirot dentro de las sefirot mismas (en los keilím), las que son llamadas blí ma ("sin nada") en Sefer Ietzirá (el "Libro de la Formación"), pues no están en la categoría de "substancia" (iesh) ni de una naturaleza captable [a los seres creados], al igual que el Ein Sof, "a Quien ningún pensamiento puede asir en absoluto", como está escrito: "Y Mi Semblante no será visto". La profecía y captación de Moshé Rabeinu se relacionaba con el rango más alto de nétzaj de Zeéir Anpín. En la evolución, el alúl [antes de emerger como entidad distinta] es abarcado por su ilá y se encuentra en un estado de total autoanulación en relación a ella, tal como un rayo del sol [pierde toda identidad independiente y es esencialmente noexistente cuando está] dentro del sol, como se afirma en Pardés de Rabí Moshé Cordovero. Así, incluso numerosas contracciones no servirían para dar lugar a la materia densa como la tierra por medio de una evolución de la espiritualidad de las inteligencias abstractas, ni siquiera de los ángeles. Solamente cobrará existencia el espíritu de un animal, que deriva del "Rostro del Buey" [de la Carroza Celestial], como se explica en otra parte; examínese allí a conciencia.
El surgimiento de un "algo" (iesh) a partir de la "nada" (áin) es llamado, en la Lengua Santa, Beriá ("creación").
Y a pesar de que también la substancia creada es como la nada ante El —lo que significa que es esencialmente noexistente en relación con la energía y luz que fluyen a él [derivada] de los keilím de las diez sefirot de Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá, dentro de la cual irradia el Kav de la [infinita] luz Ein Sof, tal como un rayo de sol dentro del sol, como se explica en Likutéi Amarím, Segunda Parte—, no obstante, esto es sólo "ante El", Su conocimiento de arriba hacia abajo. Mas [desde la perspectiva terrenal (dáat tajtón) de los seres creados], con un conocimiento de abajo hacia arriba, el iesh creado es una cosa totalmente separada en este conocimiento y captación desde abajo. Porque la fuerza que [lo crea y continuamente] fluye en él no es entendida [por el ser creado] en absoluto. Además, no hay aproximación [comparativa] alguna de uno al otro, ni se asemeja la relación entre ellos parcial o mínimamente a la aproximación entre el efecto (alúl) y su causa (ilá). Porque el alúl conoce y tiene cierta captación de su ilá, y se anula a ella a través de su conocimiento y captación.
Incluso en cuanto a su intrínseca naturaleza y esencia, no hay una diferencia tan grande [entre una ilá y su alúl], salvo que uno es causa y el otro efecto; sin embargo, [esta diferencia] no se asemeja parcial ni mínimamente a la que existe entre la esencia de una substancia creada y la esencia de la energía y luz que fluye dentro de ella para crearla de áin a iesh. Es por eso que [la creación] es llamada precisamente iesh meáin, "algo a partir de la nada".
Ahora bien, los keilím de las diez sefirot de Beriá, Ietzirá y Asiá, y también los orot, néfesh y rúaj, son la primera etapa y el comienzo de la substancialidad creada (iesh).
[Los keilím] fueron creados de la categoría de neshamá de las diez sefirot de Beriá, Ietzirá y Asiá, siendo ésta, Divinidad. Y estos [orot] son los treinta keilím de [la sefirá de] maljut [del Mundo] de Atzilut.
Así es también en Atzilut; [el iesh emanado deriva del aspecto exterior de sus keilím]. Del jitzoniút ("aspecto exterior") de los keilím de las diez sefirot de Atzilut —que son Divinidad— fueron creados los heijalot (las "Cámaras Celestiales") de Atzilut, en los que se inviste el aspecto de igulím de las diez sefirot, y también los cuerpos de los ángeles de Atzilut, que son una forma de iesh, como está escrito: "Y a Sus ángeles El asigna deficiencia" porque, creados de un modo de iesh de áin, no están totalmente en un estado de anulación como lo está el alúl respecto de su ilá.
En cambio, las almas de los ángeles que emergieron por el zivug neshikín (lit., "la unión del besar"), y también las almas del hombre que emergieron por la unión de zun de Atzilut antes de su descenso a Beriá, Ietzirá y Asiá—, no son incluidas en la substancialidad creada (iesh), como entidad distinta e independiente. Más bien, se asemejan a la categoría de Divinidad en intensa contracción, [al grado de estar en el nivel de una neshamá]. Son como los keilím de las diez sefirot de Atzilut que [pese a ser Divinidad] son de naturaleza finita en razón de la contracción de la [infinita] luz Ein Sof, esto es, el Kav investido en su néfesh ruájneshamá, al igual que el Primer Tzimtzúm [de la infinita luz Ein Sof, de tal intensidad] que pudo provocar un vacío, etc.
(E incluso después de que los néfeshrúaj neshamá de Atzilut descendieron a este mundo para los primeros tzadikím, es posible que su esencia no cambió como para tornarse entidades distintas de la Divinidad. Es por eso que se retiraron [de sus cuerpos] cuando quisieron pecar, antes de que pecaran. También es razonable asumir que los miles y decenas de miles de mundos que están en el Gulgalta de Aríj Anpín y Zeéir Anpín no son realmente mundos, como los heijalot de Atzilut, y una forma de iesh, sino como las almas de los ángeles que emergieron del zivug neshikín, y son llamados "mundos" en relación con el rango de Gulgalta y Dikná).
Ellos [—los ángeles y almas de Atzilut—] no son, sin embargo, Divinidad tal cual como para poder crear algo a partir de la nada (iesh meáin), porque ya emergieron y fueron separados de los keilím de las diez sefirot de Atzilut en los que está investido el Kav de la [infinita] luz Ein Sof. Pues la luz es como su fuente, la luminaria, el núcleo y esencia mismo del bendito Emanador, cuyo Ser es de Su Esencia: El no es, Di-s libre, traído a la existencia por alguna otra ilá ("causa") que Le preceda. Por eso, solamente en Su poder y habilidad está el crear algo (iesh) a partir de la nada (áin) y nulidad absoluta, sin que este iesh tenga ninguna otra causa y razón que le preceda.
A fin de que este iesh que es creado por el poder [infinito] del Ein Sof— tenga límite y medida, la [infinita] luz Ein Sof se invistió en los keilím de las diez sefirot de Atzilut y se une dentro de ellos tan absolutamente que "El [la luz Ein Sof] y Sus causalidades [los keilím de las sefirot] son uno", a fin de crear [El] con ellos, y por su intermedio, criaturas que tienen limitación y finitud, particularmente a través de su investidura [—la de los keilím de Atzilut—] en Beriá, Ietzirá y Asiá.
No obstante, como es sabido, [todo] iesh o entidad que [a sus propios ojos] está absolutamente separada [de la Divinidad], cobra existencia principalmente a través de maljut de Atzilut que se convierte en Atík de Beriá, porque "No hay rey sin pueblo". También, la multitud y diversidad de criaturas, que [si bien, paradójicamente,] fueron creadas por el poder del Uno y absolutamente nocompuesto Ein Sof, deriva de la multitud de letras que brotan de maljut, conocida como "la boca de Di-s" [como está escrito:] "[Por la palabra de Di-s fueron hechos los cielos,] y por el aliento de Su boca, todas sus huestes". Los cinco órganos del habla [Suprema] son de las cinco guevurot de nukvá, por lo que es llamada Almá deItgaliá ("el Mundo manifiesto") — pues por su intermedio se manifiesta el poder de la [infinita] luz Ein Sof para crear algo a partir de la nada, sin concurso de ilá y alúl ("causa y efecto"). Pero las primeras nueve sefirot [que preceden a maljut] emanaron por la evolución causal de ilá y alúl, y la [infinita] luz Ein Sof está investida en jojmá solamente.
Este es, entonces, el significado de la afirmación [en Sefer Ietzirá, respecto de las Diez Sefirot:] "Su comienzo está enclavado en su fin". Pues kéter es el mediador entre el [infinito] Emanador y los [finitos] seres emanados, y el nivel más bajo del Ein Sof está incluido en éste.
Por eso es llamado kéter maljut, pues la corona es sólo para el rey. Asimismo, [es llamada así] porque el nivel final del Ein Sof es el maljut del Ein Sof. En consecuencia, también maljut de Atzilut es llamado kéter, [cuando las sefirot son consideradas] en orden ascendente. Esto es especialmente así dado que a través de él [—de maljut—] tiene lugar la creación de las almas, permitiéndoles ser iesh y entidades separadas en el Mundo de Beriá. Esta [derivación de las almas de maljut] es llamada leidá ("nacimiento"), como la partición del Iam Suf que, [como se afirma en el Zohar,] "dependió de Atík". Asimismo, todo el crecimiento de las almas —a lo largo de los siete meses desde la unión de Sheminí Atzeret hasta [su nacimiento en] el Séptimo Día de Pesaj— se asemeja al crecimiento de Zá y maljut [de Atzilut, que anteriormente estaban ocultas,] en el útero de Ima Ilaá [("la Madre Suprema"), el nivel más interior de biná de Atzilut]. Esto sucede por intermedio de los orot supremos de Ima Ilaá, y de todavía más alto, hasta el Ein Sof que se inviste en ella [en biná, a fin de dar lugar al crecimiento de zun] a lo largo de los nueve o siete meses de embarazo. Lo mismo es cierto de la creación de las almas y los ángeles en el Mundo de Beriá.
Asimismo, la esencia y raíz misma de la "gota [seminal]" que [maljut] recibe y por medio de la cual es fecundada por Zeéir Anpín, deriva de los Mojín de Aba e Ima. Y con cada conjunción [de jojmá y biná que tiene la intención de dar lugar a un nacimiento], emana hasta Aba e Ima [la gota seminal] de Aríj Anpín y Atík Iomín, y de más alto todavía, hasta el Ein Sof. Todo está oculto, no obstante, en los mojín, hasta que nukvá da a luz [o sea, hasta que maljut revela] las almas y los ángeles y los heijalot al Mundo de Beriá. Resulta, así, que por medio de la "gestación" y el "nacimiento", hay verdaderamente una revelación de la [infinita] luz Ein Sof.
Ahora se comprenderá por qué las mitzvot están en maljut, la [segunda] hei del Nombre de Cuatro Letras de Di-s, Havaiá, mientras que la Torá está en Zeéir Anpín, la vav del Nombre Havaiá, a pesar de que en un plano superior en Aríj Anpín las mitzvot están en la Gulgalta [lit.: el "cráneo" que abarca los Mojín] y, [más específicamente,] en la "Blancura", esto es, el "sendero" que está en la separación de los searot [lit.: "cabellos") que se divide en los 613 senderos [—efusiones—] de la Torá tal como ésta está en Zeéir Anpín, y la raíz de la Torá que [meramente] emana de la Jojmá Suprema está en el "Mojín Oculto" de Aríj Anpín, que es la sabiduría subyacente a las razones de los mandamientos.
No obstante, éste es un sello invertido. Así, "Su comienzo está enclavado en su final", siendo aquel el poder del bendito Ein Sof para crear iesh de áin y no [crearlo] por medio de ilá y alúl —donde el alúl ("efecto") sería abarcado por su ilá ("causa") y anulado en esencia [respecto de ella]— sino de manera tal que el iesh sea [—en su percepción de sí mismo—] una entidad distinta de [su fuente en] la Divinidad, de modo que el bendito Emanador pueda ser Rey sobre tales [supuestos] seres separados a través del cumplimiento, por parte de ellos, de los mandamientos que El les ordenará. Además, "El acto final estuvo presente en el comienzo (תחלה) del pensamiento". Es por eso que los Sabios preguntaron en el [Talmud] Ierushalmí: "¿No es entonces Rabí Shimón de la opinión de que uno interrumpe [el estudio de la Torá] a fin de cumplir el mandamiento de lulav...?" Además: "Quienquiera estudia con la intención de no practicar [lo aprendido], mejor le hubiera sido que su placenta se hubiera dado vuelta...", [y no hubiera nacido]. Porque la placenta se formó primero por la gota seminal, y hasta el cuadragésimo día, cuando el embrión comienza a tomar forma, ella sola era la substancia esencial del embrión. De manera análoga, los mandamientos son la esencia y raíz de la Torá, pese a que el mandamiento es material y la Torá es sabiduría [y por lo tanto etérea], salvo que ésta está en un nivel exterior (makíf), mientras que la otra está en un nivel interior, [y por lo tanto imbuye a las mitzvot de vitalidad y alma] como se explicará luego.
Análogamente, por la unión de Zá y Nukvá de Beriá, Ietzirá y Asiá, fueron creados —como iesh de áin— todos los seres que fueron creados, formados y hechos, por medio de la luz de la neshamá que hay dentro de ellos, pues ésta es Divinidad de los keilím de las diez sefirot de maljut de Atzilut. En ella [—dentro de maljut de Atzilut—] también está presente la radiación del Kav de la [infinita] luz Ein Sof que está investida en Atzilut hasta la Prasá. Esta irradiación del Kav —que irradió a los keilím de las diez sefirot de maljut [de Atzilut]— atravesó la Prasá junto con ellos, e irradia en ellos, en Beriá, Ietzirá y Asiá, tal cual como en Atzilut mismo.
Igual es el caso del Kav mismo, el que está investido en la conclusión y final del nétzaj, hod y iesod de Adám Kadmón, o sea el fin de "las piernas de Iósher" [del Kav] que culminan en maljut de Asiá: una radiación del Kav irradia desde allí [—desde nétzaj, hod y iesod de Adám Kadmón—] y se inviste en la luz de la neshamá de las diez sefirot de Beriá, Ietzirá y Asiá, que es Divinidad. Y una radiación de [esta] radiación [del Kav] se inviste [también] en el néfeshrúaj de las diez sefirot de Beriá, Ietzirá y Asiá, y también en todos los keilím de éstas, mientras una radiación de [aquella] radiación de la radiación [original] es inmanente en todos los seres que fueron creados, formados y hechos, como está escrito: "Los mares, y todo lo que contienen [fueron hechos por Ti], y Tú les otorgas vida a todos ellos". Y todo esto es a modo de una extensión de la fuerza vital para animarlos.
No obstante, la esencia y naturaleza de la [infinita] luz Ein Sof no está de manera alguna sujeta al espacio, [sino que, más bien,] abarca a todos los mundos por igual. [Por eso dice Di-s:] "Yo lleno los cielos y la tierra" — uniformemente.
Asimismo, "No hay lugar [o nivel espiritual] vacío de El", incluso en este mundo físico. [La luz Divina está presente,] no obstante, [sólo] de una manera "abarcadora" y "circundante" —como este concepto [de makíf, o sovév kol almín] se explica en Likutéi Amarím—, no a modo de una extensión e investidura de la fuerza vital, animándolos y trayéndolos a la existencia de áin a iesh, sino, más bien, solamente por medio de una radiación de una radiación de la radiación, etc., del Kav, como se mencionara antes. También, de la [trascendente] luz [Ein Sof] que "circunda" y "abarca" los Cuatro Mundos —Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá— uniformemente, hay una radiación al Kav interior, a través de los keilím de las diez sefirot de Beriá, Ietzirá y Asiá. Por su irradiación dentro de los keilím, les otorga poder y fortaleza para crear iesh de áin. Ahora bien, en vista de que la creación tiene lugar por medio de los keilím, los seres creados son numerosos y diversos, limitados y finitos, especialmente dado que [la radiación Divina que los trajo a la existencia se revela] por medio de las letras, como se explicó arriba.
Además, en adición a todo lo que se ha mencionado arriba, lo que es más, la radiación de la radiación de la radiación, y todo lo dicho arriba, demuestra su poder y habilidad, [por cuanto es una radiación Divina descendiendo de maljut de Atzilut] al físico Elemento Tierra con una inmensa manifestación superando [la de] los [demás] Elementos [Fuego, Aire y Agua] superiores a él e incluso a las huestes celestiales. Porque estos no tienen el poder y la habilidad de producir constantemente algo a partir de la nada como el Elemento Tierra que constantemente hace que algo brote de la nada, a saber, las hierbas y los árboles.
(En cuanto al mazal, [el ángel individual del destino] "que golpea [cada hierba] y dice: '¡Crece!'", esto tiene lugar [solamente] luego de que la planta ya ha brotado. El mazal no le dice que brote de la nada a la substancialidad, sino sólo que crezca de pequeña a grande, o que dé fruto de su propia especie particular. Pero antes que brote, ¿a quién ordenaría el mazal individual de cada hierba en particular todos sus detalles?)
[Las precedentemente mencionadas plantas de la tierra crecen, entonces,] de la propiedad vegetativa existente dentro de ella, [la tierra,] que es sin substancia y espiritual, mientras que ellas son físicas. Esto es así sólo porque las "piernas" de Adám Kadmón culminan en el nivel más bajo de Asiá. Y "bajo Sus piernas" irradia la [infinita] luz Ein Sof que circunda [—trasciende—] todos los mundos, sin gran interrupción alguna entre ellos, salvo los Igulím de Adám Kadmón solamente. También, el Kav de la luz Ein Sof, que culmina al fin de las "piernas" de Adám Kadmón, irradia de abajo hacia arriba, a modo de Or Jozer, una luz reflejada. Esto es como la investidura [del Kav] en Aríj Anpín, Aba e Ima, y Zá y Nukvá de Atzilut, que irradia como Or Jozer desde maljut de Atzilut; y maljut de Atzilut, [si las sefirot son consideradas] de abajo hacia arriba, es [de este modo] la categoría de kéter, y "su comienzo está enclavado en su final".
De modo análogo es en la culminación del Kav de la luz Ein Sof, culminando al final del Iosher de las "piernas" de Adám Kadmón: éste [Kav] irradia [entonces] de abajo hacia arriba, [del destello de un destello de un destello que se encuentra dentro de la tierra física,] hasta la categoría de la luz de la neshamá de maljut de maljut de Asiá, la cual es Divinidad concreta, originándose en el jitzoniut [—el aspecto exterior—] de los keilím de maljut de Atzilut.
Conforme la afirmación en el Cap. 20 de Sefer HaGuilgulím, citado en Likutéi Amarím, esta radiación del Kav de la [infinita] luz Ein Sof se inviste primero en la luz de Atzilut en Asiá, y de allí a la Beriá y Ietzirá en Asiá, y de ellas a la categoría de la luz de la neshamá del maljut de maljut de Asiá. De esto deriva el poder y fuerza [creadores] en la culminación del klí del maljut de maljut de Asiá dentro del Elemento Tierra.
Este es el efecto constante y eterno, en toda la tierra, de la aserción creadora "Que la tierra produzca hierbas..." (en un modo de infinitud, y no sólo durante los Seis Días de la Creación, como con el mandato "Que las aguas produzcan [una abundancia de criaturas que se arrastran]", y el mandato "Que la tierra produzca seres vivientes". [Estos mandatos derivan] de la jojmá del maljut de maljut de Asiá. Pues durante los Seis Días del Comienzo brilló en este mundo una radiación de la [infinita] luz Ein Sof en un modo de bondad gratuita, sin ninguna elevación [previa] de máin nukvín en absoluto). [El mandato "Que la tierra haga brotar...", en contraste, opera constantemente] para hacer que pastos, árboles y frutos broten a la substancialidad a partir de la nada, constantemente, año tras año. Esta [constancia] es una suerte de infinitud, pues si este mundo fuera a existir por miríadas de miríadas de años, ellos seguirían brotando año tras año. Hay, sin embargo, algunas [plantas, árboles y frutos] que resultan de una [previa] "elevación de máin nukvín", a saber, aquellas que son sembradas y plantadas. No obstante, [también] éstas son como iesh meáin, porque la semilla plantada no tiene proporción alguna con el fruto, ni tampoco con todo el árbol con sus ramas y hojas. Lo mismo se aplica a las diversas especies de semillas y vegetales, y a las diferentes especies de grano: que cientos de granos cobren existencia de un único grano se asemeja a iesh meáin; y cuánto más es así respecto de su paja y espigas de grano.
Ahora bien, estos frutos [que crecen] por medio de una "elevación de máin nukvín" —es decir, sembrando y plantando— son muy, muy superiores a aquellos que surgen por sí mismos, solamente por la propiedad vegetativa del suelo. Y de ello podremos comprender [el concepto de] la atracción de los orot Supremos a los Mundos de Atzilut, Beriá, Ietzirá y Asiá (que es el máximo propósito de la creación del hombre), como está escrito en otra parte.
Y de esto podemos comprender claramente el tema del orden de los niveles [de los seres creados]: el inorgánico, el vegetal, el animal, y el ser parlante [—el hombre—], que se corresponden con [y se expresan dentro de la composición de] los Elementos Tierra, Agua, Fuego y Aire. Pues pese a que el animal es superior al vegetal, y el ser parlante más alto que el animal, no obstante ello, el animal se nutre y vive del vegetal, y el parlante recibe su vitalidad, e incluso sabiduría y comprensión, de ambos. Pues, [como expresa el Talmud:] "El niño no sabe cómo llamar 'papá' y 'mamá' hasta no haber probado grano". [Asimismo está escrito:] "Aún no he comido carne de bueyes...". Pues ésta es una instancia de Or Jozer, la luz que se refleja de los niveles inferiores a los superiores, del más bajo nivel de Asiá, donde hay una manifestación sumamente fuerte de la radiación de la radiación, etc., de la [infinita] luz Ein Sof que circunda todos los mundos, y del Kav de la luz Ein Sof en la culminación de las "piernas" del Iosher de Adám Kadmón. [Esta iluminación brilla allí] en un modo de Or Jozer, como se expresara arriba.
Esto permitirá obtener un muy buen entendimiento razonado [acerca de] cómo es que los ángeles supremos de la merkavá (la "Carroza Celestial"), a saber, el "Rostro de Buey" y el "Rostro de Aguila", derivan gran placer de, y son nutridos y satisfechos por, el espíritu del ganado y las aves que asciende a ellos de los sacrificios sobre el altar. Como el sagrado Zohar lo expresa precisamente: "Ellos derivan placer de su elemento y esencia".
Ahora bien, después de estas palabras y esta verdad, el conocimiento llega con facilidad a quien discierne, para entender por medio de todo lo precedente el sublime valor de los mandamientos prácticos. Porque constituyen el máximo propósito del descenso de las almas a este mundo físico, como está escrito: "Hoy [es el momento] para hacerlos". [Asimismo está escrito:] "Mejor una hora de arrepentimiento y buenas acciones en este mundo, que toda la vida del Mundo Venidero".
(En este punto los primeros editores de Igueret HaKodesh escribieron:) Hasta aquí hemos encontrado de su santa escritura.
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