Bsd.
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1. Uno de los temas abordados por la Sección Semanal (Kóraj) es el de los "matanot kehuná", los presentes que debían entregarse a los Kohaním2.
La mitzvá de los "presentes a los Kohaním"3 consiste en que de todo lo que la persona posee tiene la obligación de entregar una parte a los Kohaním (sacerdotes). [Este deber abarca a diferentes categorías de bienes: Hay que separar un presente al Kohen] de aquello que pertenece a la categoría de "or pnimí – luz interior" – como ser Terumá y Bikurím4-, y también de los que provienen del "or makif – luz abarcadora" –como reshit hagez5 , la primicia de la lana-, que se relaciona con las vestimentas6 de la persona.
La Escritura explica que el sentido de los matanot kehuná es que de lo primero [y mejor] de cada producto se debe dar a Di-s. [Pero debemos aclarar: Si el concepto es "entregar a Di-s", ¿Por qué se daba los presentes a un Kohen? La explicación es la siguiente:] De los Kohanim está dicho: ["No tendrá patrimonio entre sus hermanos;] Di-s es su patrimonio"7. Ellos no tenían conexión con cuestiones materiales, "Di-s es su patrimonio"8. Así, en realidad los regalos eran dados a Di-s y los Kohanim tomaban de ellos como presentes obtenidos "de la mesa de lo Alto"9.
[Así, el propósito de esta mitzvá no es la mera entrega al Kohen, sino la toma de conciencia por parte de la persona de que sus bienes materiales son el resultado de la bendición de Di-s, por lo tanto debe entregar a Di-s lo mejor de ellos]. Por eso, conforme lo escribe el Rambam10 también en la actualidad el concepto [ y sentido profundo de los matanot kehuná] sigue vigente: "Cuando se alimenta a un pobre, se le debe dar de lo mejor y más dulce de la mesa; cuando se viste al desnudo –'cuando veas al desnudo, vístelo'11 -, se le debe dar de las ropas más bellas que uno posea; cuando se construye un Beit Tefilá –Templo para Oración- se lo debe construir más hermoso que la propia casa, [todo esto,] conforme lo declara la Escritura: 'Toda la "grasa" [es decir, lo mejor] es para Di-s'"12.
–Por lo general se cataloga al [Mishné Torá del] Rambam como un libro perteneciente a la faceta exotérica de la Torá, [netamente legal13 y técnico]. Aun así, en muchos pasajes [de su obra] él insertó expresiones que insinúan conceptos de Pnimiut HaTorá –la faceta oculta y mística de la Torá-. En este pasaje, el Rambam se refiere a los tres conceptos de "alimento, vestimenta y vivienda"14-. El concepto es el siguiente: De todas sus pertenencias –alimento, vestimenta y vivienda- la persona debe dar la primera y mejor parte al "Kohen que se halla en el interior de su alma", es decir, [todos sus asuntos deben estar orientados] a cuestiones del ámbito de la santidad. En este contexto, el "pobre" que le falta "alimento"y "vestido" es el Nefesh Elokit (Alma Divina) del beinoní (el judío intermedio) 15 . Con respecto al "techo", el Rambam se refiere explícitamente a una "Casa de Oración", que claramente es para Di-s.
Para que la conducta de la persona se adapte a este principio conforme todos sus detalles, debe prologarse una preparación [ mental y emocional concienzuda], así concluye el Rambam [el texto citado:] "Cuando se consagra algo a Di-s, uno debe entregar de lo mejor de sus posesiones, como está escrito, 'Toda la 'grasa' es para Di-s'". La persona debe tener incorporado como principio general [de su vida] que lo "principal es para Di-s", así, todo su comportamiento en cuanto a "alimento, vestimenta y vivienda" estará orientado a entregar lo mejor al "Kohen que se halla en el interior de su alma".
Esta visión de la vida y la conducta que de ella deviene, también afecta el estado material del hombre. Debido a que estamos tratando acerca de los "presentes del sacerdocio", es pertinente extraer una enseñanza de un episodio16 [relatado por nuestros Sabios] conectado con esta mitzvá: cierta vez, un judío entregó en concepto de diezmo una cantidad menor a la que estaba obligado. Al año siguiente, su producción total fue tan sólo como suponía que tendría que haber dado al Kohen.
2. Este principio se aplica de igual manera al [aprovechamiento del] tiempo: En la vida hay momentos en los que el hombre no se halla involucrado en cuestiones mundanas. En general estos son sus primeros años de vida. Luego existen momentos en los que sí se involucra en asuntos materiales. [Y así como hay diferentes momentos y épocas a lo largo de toda una vida, del mismo modo] en el curso de un año [calendario, el cual abarca diferentes ciclos,] también [se experimentan situaciones similares:] Están los días de semana, en los que estamos ocupados [en temas mundanos], y están el Shabat y los Días Festivos en los que no estamos involucrados [con asuntos materiales], especialmente en Rosh HaShaná y los Diez Días de Teshuvá, en los que la "luminaria se acerca de la chispa"17.
[En este contexto,] también debemos saber que "toda la 'grasa' es para Di-s": El primer y mejor momento [del día] debe ser dedicado a Di-s. Todos los días, el mejor momento y el más tranquilo es ni bien la persona se despierta, en esos instantes la persona goza de tranquilidad mental. Ese momento debe ser entregado a Di-s como está escrito: "Lo primero de vuestra masa, entregarán una ofrenda a Di-s"18 . Mi suegro, el Rebe [anterior], interpretó que "Lo primero de vuestra masa", alude a tan pronto como el judío se levanta de su cama19 , [en ese momento] "entregarán una ofrenda a Di-s", es decir, ese [preciso] momento el judío debe entregárselo a Di-s20 .
Por esta razón, cuando en los Estados Unidos se discutió el programa de estudios en las Ieshivot, el Rebe [anterior] se mantuvo muy firme en su posición de que las mañanas debían ser dedicadas a limudei kodesh –estudio de Torá y judaísmo-, mientras que los estudios seculares debían ser dejados para después del medio día. Ya que por la mañana, cuando la mente está descansada, es el mejor momento, [por eso hay que dedicarlo a la Torá,] conforme el dictamen de Maimónides: "Toda la 'grasa' es para Di-s". Más tarde durante el día uno puede involucrarse en [el estudio de] aquellas cosas sobre las que se dice: "Di-s tu Di-s te bendecirá en todo lo que haces"21 .
El mismo principio se aplica también para los hombres de negocios. Si bien su ocupación los involucra con cuestiones mundanas, no obstante, deben saber [y reconocer] que lo principal [de sus vidas] es la Torá y la Tefilá (plegaria), y que el primer y mejor momento del día debe ser dedicado a Di-s. Lo primero [del día, antes de hacer cualquier cosa,] debe ser la plegaria. Luego se debe estudiar Torá, en concordancia con la norma [establecida en la Halajá, Ley Judía] que "Del Beit Hakneset (Sinagoga) se debe ir al Beit HaMidrash (Casa de Estudio)" 22, y sólo luego se puede comer el "pan matutino" (desayuno). El Tzemaj Tzedek establece23 que el momento para el "pan matutino" es luego de la plegaria matutina, pero como uno debe ir del Beit Hakneset [inmediatamente] al Beit HaMidrash, el momento del desayuno, por ende, queda relegado para después del estudio. Sólo a partir de entonces, se le permite ala persona ocuparse en cuestiones mundanas.
Debemos saber que la Torá y la Tefilá constituyen lo primordial [de nuestras vidas]. Es erróneo actuar teniendo incorporado que lo principal son los negocios, reduciendo el estudio de la Torá a "Un capítulo por la mañana y otro por la noche"24 sólo con la intención de cumplir con la obligación mínima estipulada en el Shulján Aruj25 , murmurando las palabras [de Torá] sin escuchar lo que se dice y sin reflexionar acerca de lo que se escucha. El mejor momento, las mejores fuerzas y energías, el esfuerzo mental y aun el físico, debe ser dedicado a la Torá y la Tefilá.
Si bien acerca de la terumá, (el regalo de frutas que debía llevarse al Kohen), está dicho que debe separarse de tal manera que sea "una primicia cuyo sobrante sea notorio"26 , [es decir, no sólo que no hay que entregar todo al Kohen, sino que se debe notar que se deja algo para uno]; y en espíritu similar es en relación al maaser (el diezmo de las ganancias que hay que entregar como tzedaká): debe ser una décima parte, [o sea, la Halajá impone un límite a la obligación de dar,] en este sentido [el Sabio talmúdico] Usha dictaminó que no se puede dar más de la quinta parte27 [de las ganancias. Todo esto parecería contradecir el espíritu del principio desarrollado antes, que hay que dar "lo mejor"]. Sin embargo, el Alter Rebe escribe 28 que cuando se trata de salvar una vida "la cura del alma ciertamente no es inferior [a la cura el cuerpo, caso en el que el dinero no cuenta], y 'todo lo que el hombre tiene lo dará en aras de su vida'"29 , [de modo que cuando la tzedaká se da con el propósito de limpiar el alma de pecados y así "salvarle la vida", no existen todas las restricciones antes mencionadas]. Pero aún sin considerar lo que escribe el Alter Rebe, [las restricciones mencionadas en relación a la tzedaká, no contradicen el concepto antes desarrollado, pues] nuestro tema no tiene relación con el concepto de la tzedaká, [pues el principal factor de la tzedaká es la "cantidad", mientras que el concepto de "toda la 'grasa' es para Di-s", alude a la "calidad" de nuestra entrega]. Así, incluso si la mayor parte del día la persona se dedica a cuestiones mundanas y sólo la porción más pequeña de su tiempo es empeñada en Torá y tefilá, de todos modos, ese poco tiempo constituye lo principal de todo el día, por lo tanto, debe ser [considerado como] "lo mejor – la 'grasa' [lo más 'sabroso' del día"].
El prólogo y la preparación [adecuada] para aprovechar [cualitativamente al máximo] los primeros momentos del día, es kabalat ol –sumisión total a Di-s-: inmediatamente al despertar del sueño se debe recitar el modé aní30 con sentimiento de kabalat ol, teniendo incorporado concienzudamente que "toda la 'grasa' es para Di-s", y como se mencionó antes, esta actitud afecta también la realidad material, [económica] de la persona.
(De la Sijá de Shabat Parshat Kóraj 5714)
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