Un niño había contraído una grave enfermedad, Di-s no lo permita, y los médicos totalmente desahuciados, explicaron a sus padres que sólo le restaban unas semanas de vida y le recomendaron al padre que llevara a su hijo a algún sitio para pasear por última vez con él. El padre, destrozado, así lo hizo. Viajaron a Nueva York y se dedicaron a pasear por Manhattan. Una mañana, un muchacho de la Ieshivá les ofreció colocar Tefilín. El hombre le relató su problema y el joven le suplicó que visitara al Rebe de Lubavitch. Cuando finalmente obtuvo la audiencia personal, el Rebe pidió al niño que le mostrara el sitio donde se halla el corazón. El niño así lo hizo y el Rebe dijo: "No veo nada" el padre se sorprendió muchísimo. Luego regresaron al consultorio del médico, quien sorprendido luego de ver las nuevas placas dijo: "No comprendo lo sucedido, pero ahora no veo nada".