Durante una de las visitas del Rebe Rabí Shalom Dovber junto a su hijo, Rabí Iosef Itzjak a Paris, se dirigieron a uno de los hospitales de la ciudad, para cumplir con el precepto de "visitar a los enfermos". En uno de los pasillos notaron que un judío se hallaba en un rincón, llorando. El Rebe se le acercó y le preguntó cuál era la razón de su llanto. El hombre le relató que su esposa hace varios días que está internada y no puede dar a luz.
El Rebe pidió entrar a la habitación de la mujer. Cuando ingresó, le preguntó si estaba dispuesta a asumir el compromiso de encender las velas de Shabat. La mujer, debido a su situación, no pudo responder. Sólo movió la cabeza asintiendo. A los pocos minutos que el Rebe abandonó la habitación, dio a luz a un hermoso y saludable niño.
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