El repartir "dinero de Janucá" era para el Rebe de Lubavitch un asunto de suma importancia. Los primeros años repartía sólo a los alumnos de la Ieshivá, poniendo mucho hincapié en que fueran aquellos que cumplían al pie de la letra con los horarios de estudio. A pesar de la gran virtud del Rebe de dar sin límites, era muy riguroso en estos detalles.


Años después, repartía también a aquellos alumnos de la Ieshivá y particulares que hayan participado de las "campañas de Janucá" (difusión de las Mitzvot de la festividad). Y también en ese momento, ponía énfasis en que sólo recibieran "Januke Guelt" aquellos que habían cumplido con esta exigencia. Del hecho que se negaba rotundamente a las excepciones, se entendía que era algo que estaba más allá de lo humano y estaba más ligado a lo celestial. Sin embargo, en los últimos años se derribaron todas las barreras, y no sólo que el Rebe entregaba Januke- Guelt a todos en abundancia, sino que además instaba a los padres a entregar dinero de Janucá a sus hijos todas las noches de la fiesta. Especialmente, porque nosotros somos los hijos de Hashem, pediremos "Januke- Guelt"- la Redención final.