Se cuenta que una persona sencilla sintió plena alegría sobre todo una vez en Simjá Torá…

Le preguntaron: "¿Por qué usted está tan alegre y feliz en Simjá Torá? Usted aprendió mucha Torá durante el año?" Él contestó, "Cuándo mi hermano casa a su hija, podría yo no participar en su regocijo?"

Ésta es la respuesta de una simple persona, según su limitado conocimiento. Sin embargo, es toda la verdad. Simjá Torá no es "La boda de un hermano," la alegría de otro, sino la alegría personal de cada judío. No se deriva de la sabiduría de la Torá que hay una distinción entre un judío y otro; la alegría proviene de la ascencia de la Torá, que es igualmente pertinente a cada judío.

Si nosotros estuviéramos celebrando Simjá Torá a través del aprendizaje, la distinción entre un estudioso de la Torá y una persona simple se subrayaría; sin embargo, bailando juntos, el más grande de los grandes y el más simple de los simples son iguales.

Es más, para la persona simple la alegría es más pura que para el estudioso de la Torá, es probable que la alegría del estudioso de la Torá sea "adulterada por" la alegría de entender la Torá, que no es el caso de la persona simple.

Más aún, si nosotros estuviéramos alegrándonos con la Torá, aprendiendo y analisándola, la alegría se limitaría según el grado de la comprensión; sin embargo, cuando nosotros nos regocijamos con el ser de la Torá, este regocijo no tiene ningún límite.