1. La Festividad de Purim se estableció debido a la milagrosa salvación del decreto de exterminio, que el Altísimo forjó para con el Pueblo Judío.
Aquella época, teniendo en cuenta las [el escenario y] condiciones naturales reinantes, de todos los tiempos de galut, fue la más [favorable y] feliz para el Pueblo de Israel, los judíos ocupaban importantes cargos en el gobierno, Mordejai, el líder del Sanhedrín, era uno de los ministros reales, habitué en la corte, y Ester era la esposa del rey, y 'la mujer es como su cuerpo'1. A lo largo de toda la historia del Pueblo Judío en tiempos de exilio, no sucedió, con excepción de esta ocasión, que una mujer judía sea la esposa de un rey que gobierne el mundo entero2. En este contexto, basándonos en las condiciones naturales, resulta que no hubo otra época más segura para la existencia del Pueblo Judío que los días de [el rey Asuero] – Ajashverosh–.
No obstante, en la realidad concreta, sucedió [exactamente] lo contrario: precisamente en aquellos días seguros [y tranquilos] provino el decreto de "Exterminar, asesinar y aniquilar a todos los judíos –Dis nos proteja desde jóvenes hasta ancianos, niños y mujeres en un solo día". Fue el decreto más duro que jamás haya sufrido el Pueblo Judío. Nunca pesó un decreto de exterminio que afecte y abarque a todos los judíos, así como fue en la época de Ajashverosh.
En el resto de los exilios no estaba todo el pueblo concentrado en un solo lugar. "Un acto de generosidad hizo Di-s al dispersar a los judíos entre las naciones"3, así, si jas veshalom, un país dictamina eliminar a los judíos de su territorio, el resto que habita otros países quedan ilesos, e incluso quienes estén amenazados pueden escapar a otros Estados.
Incluso en la época del Faraón, cuando todos los judíos estaban bajo su gobierno, y tampoco tenían posibilidad de salir de Egipto,(conforme el dicho de nuestros Sabios4 que "si quiera un solo esclavo podía escapar de allí"), de todos modos, el decreto [de muerte] no recayó sobre todo el pueblo, pues "el Faraón decretó [la muerte] sólo sobre los varones"5.
En contraste, en los días de Ajashverosh [fue peor]. Todos los judíos vivían bajo su reinado y no tenían posibilidad alguna de escaparse, pues: A) Su reinado abarcaba el mundo entero, no había dónde escapar; B) el dictamen debía aplicarse 'en un solo día', por eso, no había tiempo suficiente para una huida; y C) la sentencia de exterminio incluía a todos los judíos, Di-s no lo permita.
¿Por qué razón, en una época tan [próspera y] segura se originó un decreto tan cruel? La Guemará6 señala la causa de la sentencia: "Debido a que tuvieron placer de la seudá –banquete– de aquel malvado", [el rey] Ajashverosh.
Así expuesto, resulta con toda claridad, que el Pueblo Judío [por un lado,] y los caminos naturales, [basados en los hechos y la lógica, por el otro], son muy distantes entre sí, la conducción desde lo Alto para con los judíos nada tiene que ver con las normas que rigen la naturaleza, más bien está sujeta a la observancia de la Torá y las mitzvot. A esto se debe, que más allá de que conforme el escenario natural de la situación nada hacía suponer que se suscitaría un mal decreto, no obstante, cuando los judíos 'se deleitaron del banquete de aquel malvado', y por medio de ello tomaron contacto con cuestiones no-kosher –no aptas para el judío, recayó sobre ellos el dictamen de aniquilación –Di-s nos proteja y guarde.
2. Idéntica conclusión resulta al reflexionar cómo se produjo la salvación. La derogación del decreto no respondió a causas naturales, sino fue el resultado de la teshuvá –retorno–y unión con el Altísimo.
Al enterarse Mordejai y Ester del dictamen [de exterminio], por lógica, lo primero que tendrían que haber hecho es organizar una estrategia diplomática para influenciar en Ajashverosh, sin embargo, nos relata la Meguilá que lo primero que dijo Ester a Mordejai fue: "Ve y reúne a todos los judíos que se encentran en Shushán y ayunen por mí, sin comer ni beber tres días [completos], noche y día". Esa fue su primera resolución en vistas de derogar el dictamen [real].
Más aun: Asimismo, Ester dijo a Mordejai 'yo y mis doncellas también ayunaremos así'. A simple vista esto requiere ser comprendido, pues la importancia de Ester ante los ojos de Ajashverosh consistía en [su belleza exterior, conforme declara la Escritura:] "Y para él fue la más bella de entre todas las doncellas", y es obvio, que un ayuno de tres días consecutivos no incrementaría, (conforme la normalidad de las cosas), su belleza, más bien lo contrario es cierto, la disminuiría7 [demacrándola,] entonces, ¿por qué Ester se permitió ayunar8?
La respuesta es la siguiente:
Tal como el decreto no respondió a causas naturales, lógicas, del mismo modo la salvación, no resultó de métodos convencionales. La redención provino gracias a la teshuvá, y una de las conductas que llevan a la [persona a hacer] teshuvá es el ayuno. Y de momento que 'todos los judíos que se encuentran en Shushán' ayunaron (y por consiguiente estaba prohibido individualmente apartarse de la comunidad, es obvio que) 'también yo y mis doncellas ayunaremos así'. Así planteado, no se comprende: Por medio del ayuno la belleza disminuye, y [la norma Halájica establece que] 'no nos apoyamos en el milagro'9, y de hecho es necesario también generar planes y estrategias usando los canales y 'vestimentas' naturales, de todos modos, [hay que saber y ser plenamente consciente que] las estrategias diplomáticas no más que 'una vestimenta' y canal, y no la causa de la salvación. Así, no es tan crucial el canal natural elegido, 'la vestimenta'. Pues si la [verdadera] causa [de la salvación] –el fortalecimiento de la Torá y las mitzvot– tiene la dosis suficiente, incluso una estrategia débil, 'una vestimenta' magra, alcanzará el objetivo.
Exclusivamente debido a la ocultación de la Divinidad reinante en tiempos de galut, el dictamen negativo y la salvación, se produjeron por conductos naturales, pero las causas reales [de ambas situaciones] fueron [un debilitamiento y fortalecimiento, respectivamente, de] la Torá y las mitzvot. El 'haber obtenido placer del banquete…' causó el decreto [de aniquilación], y el ayuno junto a la teshuvá, provocó su derogación.
3. La lección y enseñanza que obtenemos de lo antedicho, y en particular aplicable a nuestros días, es la siguiente:
Hay quienes opinan que el principal medio para resguardar la existencia [y continuidad] del Pueblo Judío en épocas diaspóricas, son la diplomacia y otros caminos convencionales, y citan comoevidencia la gestión de Ester ante Ajashverosh. Es imperioso saber [y reconocer] que [estos individuos], además de explicar el relato de la Meguilá contrario a la verdad, y por lo tanto dan a conocer una versión de la Torá contraria a la Halajá –Ley Judía–, en adición a ello, su razonamiento constituye una negación –kefirá– de todo el concepto que significa la existencia [y subsistencia] del Pueblo Judío [sobre la faz de la tierra].
La Escritura declara: "Ustedes se encuentran hoy firmes ante Di-s", nuestros Sabios explican que el versículo refiere a que "incluso en momentos en que el mundo entero se desmorone, 'Ustedes se encuentran firmes"'. La existencia del Pueblo de Israel es diferente. El resto de las naciones existen enmarcadas en las leyes naturales, no así el Pueblo Judío que no está sujeto al orden natural, nosotros estamos sujetos exclusivamente a la Torá y las mitzvot.
En el caso de surgir circunstancias de dolor o un mal decreto, Di-s no lo permita, no debemos ampararnos en estrategias diplomáticas y gestiones ante [los gobiernos de] las naciones del mundo. De nosotros se demanda examinar nuestros actos, rectificar aspectos descuidados [del servicio a Di-s], y fortificar la observancia de la Torá y las mitzvot, y sólo entonces, las gestiones y trámites resultarán exitosos. Es más: incluso si otros pueblos en situación similar padecieren, no obstante, 'Ustedes se encuentran firmes' viviendo. No hay que alarmarse de la situación de los judíos conforme ésta se presenta a simple vista en el contexto natural. Nuestra fuerza y energía debe estar dirigida al fortalecimiento de la Torá y las mitzvot. Y entonces, sin considerar qué 'vestimenta' material generemos y usemos, por medio de ésta se plasmará la salvación milagrosa que trasciende el orden natural.
4. Esta lección, que los judíos no estamos sujetos al orden natural, no atañe solo a los Hijos de Israel en su conjunto [como Pueblo], sino, concierne a cada judío individualmente.
El judío debe saber y ser consciente que todas sus cuestiones dependen directamente del Altísimo, de Aquel que no se haya limitado por las normas de la naturaleza.
Es verdad, la persona debe involucrarse en [la acción concreta en pos de la obtención del sustento, a ello alude precisamente el versículo cuando indica:] 'Todo lo que hagas', y por medio de estas acciones se plasmará el 'Te bendecirá Di-s tu Di-s', pero [del judío se demanda reconocer que] esto, [la labor de sus manos], no es más que una 'vestimenta'. Lo primordial es la bendición de Di-s, que se concreta mediante el estudio de la Torá y observancia de las mitzvot 10.Y cuando lo primordial está presente, se produce el éxito, más allá del canal y 'vestimenta' que se utilice.
5. Sobre la base del principio antedicho, comprenderemos el dicho del [Talmud] Ierushalmi11: "[El judío] tiene fe en Aquel que sustenta el mundo y siembra". Este concepto requiere una explicación: ¿De qué manera se expresa en este caso la fe [de la persona]? ¡Incluso los renegados –kofrim– lehabdil, quienes no tienen fe en Di-s, saben que por naturaleza al sembrar, luego florecerá!
La explicación del concepto es la siguiente:
La fe del judío se expresa incluso en una situación como la siembra, cuyo proceso natural conlleva a la cosecha y no necesariamente esté conectado con la fe y confianza en Di-s, pues la persona misma observa como los campos de aquellos que nada tienen que ver con el Altísimo, florecen. A pesar de ello, él, como judío se diferencia del resto del mundo. Así como el Pueblo Judío en su conjunto no está sujeto al orden natural, asimismo cada judío individualmente no depende de la naturaleza, si bien para todo el mundo los campos florecen gracias a las leyes naturales, de todos modos, para él, su campo florece en virtud de su fe y confianza en Di-s.
6. Este principio, que se aplica a los comerciantes y hombres de negocio, también deben tenerlo presente los que dedican sus vidas al estudio de la Torá –ioshvei ohel–. El verdadero éxito en el estudio de la Torá no está ligado necesariamente a las buenas cualidades intelectuales, sino depende de la Ayuda del Cielo que llega a la persona gracias a su Temor a Di-s, el cual conduce al estudio con dedicación y esfuerzo verdaderos, entonces, 'encontrará' [los resultados de su esfuerzo] de manera incomparable a su inversión de fuerzas.
[En contraste,] si lo principal no está, de nada servirán todas las cualidades y esfuerzo, pues la Torá es la Sabiduría de Di-s, y cuando lo primordial, [el Temor a Di-s] está presente, el Altísimo proporciona éxito sobrenatural.
(De una Sijá de Purim 5717)