Di-s nos habla en diversos tonos: benevolente, autoritario, furioso, romántico. ¿Romántico? Sólo lean Isaías 54, o el Cantar de los Cantares. O escúchenLo recordando nuestra luna de miel: "Recuerdo la bondad de tu juventud, tu amor nupcial, siguiéndome en el desierto, en una tierra estéril…" (Jeremías 2:1).
Y como un amante celoso, insiste en que la nuestra debe ser una relación monogámica. En verdad, nuestros sabios ven al Séptimo Mandamiento "No cometerás adulterio" como la extensión y el reflejo del Segundo Mandamiento "No tendrás otros dioses ante Mí". (De acuerdo al Midrash, los primeros cinco Mandamientos se corresponden con los segundos cinco). Estamos casados uno con el otro, dice Di-s; la lealtad que espero de ustedes no es menor que la que ustedes esperan de sus esposas.
A la inversa, Di-s también está diciendo: el amor humano es divino. El amor entre un hombre y una mujer puede llegar sus alturas más gloriosas y las profundidades más ricas sólo cuando es leal a su esencia divina —cuando su lugar en el corazón y la vida del otro es tan inequívoco como el lugar del Creador en Su creación. Cuando ya no pueden traicionar al otro como el hombre no puede traicionar a su Di-s.
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