Por la Gracia de D-os
25 de Shvat, 5746
Brooklyn, N.Y.
Saludo y Bendición,

Por la presente acuso recibo de su carta del 26 de enero, en la cual Ud. me escribe acerca de un problema serio.

Cumpliendo con lo que me solicita lo recordaré en mis oraciones a fin de que se cumplan, para bien, los deseos de su corazón.

Si bien todas las bendiciones vienen de D-os, se supone que un judío debe hacer todo lo necesario dentro del orden natural de las cosas. En lo que concierne al problema mencionado, Ud. seguramente esté enterado que hay médicos y psiquiatras que lo tratan y que, en muchos casos, han tenido éxito. Conozco varios casos de personas que tuvieron este tipo de problema pero que, con el tiempo, llegaron a superarlo, se casaron y formaron una familia.

Ya que estamos en este tema, quisiera aclarar un concepto erróneo que ha confundido a algunas personas haciéndolas llegar a conclusiones equivocadas. Estas conclusiones erróneas surgen de la argumentación que, dado que algunos individuos han nacido con este problema, debe ser una cosa "natural"; por lo tanto no puede ser calificado de equivocado o de pecado y por lo tanto no hay necesidad de hacer algo para cambiarlo; de todas formas, no es un problema importante.

Que este enfoque no tiene fundamento alguno puede explicarse por el hecho que la Torá (llamada 'Torat Jaim' y 'Torat Emet' porque es nuestra verdadera guía para la vida cotidiana) declara que satisfacer o incluso meditar sobre esto es una grave transgresión del mandato de D-os. Por lo tanto, también queda claro que el problema es controlable ya que, si estuviera fuera del control del hombre, D-os no lo consideraría un pecado.

El hecho que el problema pueda, en gran parte, ser congénito no cambia la situación. Todos los días nacen niños con determinadas naturalezas y tendencias o instintos innatos, algunos de ellos buenos y otros malos. Es por esto que se debe enseñar al ser humano y educarlo para que pueda desarrollar y fortalecer las características positivas y eliminar las negativas. El Creador dotó a los seres humanos de la capacidad para mejorar y, de hecho, hasta cambiar sus características "naturales" (es decir, innatas).

Un ejemplo ilustrativo es la cleptomanía. Por lo general, la cleptomanía es considerada una conducta muy compulsiva. Pero a nadie se le ocurriría pensar que, como esta conducta probablemente sea innata y sumamente difícil de contrarrestar, se le debería decir al cleptómano que está bien que robe, o que no puede o debe hacer nada al respecto, etc. Del mismo modo es el caso de alguien que nace con una tendencia destructiva, o con carácter peleador o agresivo, o con tendencia a engañar o mentir, o cualquier otra tendencia innata considerada censurable. Ninguna sociedad normal declararía que, a quien tiene esa característica de nacimiento, le debería ser permitido vivir su vida siguiendo sus deseos y tendencias naturales. Una actitud de este tipo no le ayudará al individuo ni a la sociedad. Por el contrario, se deberían hacer –y se hacen- todos los esfuerzos por ayudar a estas personas a superar sus problemas neurológicos, cualesquiera que sean.

De más está decir que la persona que sufre de este o de otros problemas neurológicos podría preguntar, "¿Por qué D-os creó esta tendencia compulsiva que está en contradicción directa con Su código moral? ¿Por qué Él me eligió a mí, que deseo cumplir plenamente con Sus mandatos?"

No hay ser humano que pueda dar respuesta a estas interrogantes a las que solo D-os, el Creador, puede responder. Se puede proponer un comentario con respecto a la pregunta "¿Por qué a mí?" Si una persona tiene que encarar una situación particularmente difícil o desafiante, puede suponerse que D-os le ha dado poderes extraordinarios para vencer esta extraordinaria dificultad. Posiblemente la persona afectada no tenga conciencia de su verdadera fuerza interior y, por lo tanto, la única finalidad de la prueba sea hacer que este individuo pueda poner de manifiesto su fuerza oculta; una vez superado su problema, podrá incorporarse al arsenal de sus capacidades reveladas a fin de utilizarlo para logros infinitamente mayores que le beneficiarán tanto a él como también a los demás.

Maimónides, el "Guía de los Perplejos" de su generación y de todas las generaciones que le siguieron, quien fuera aclamado como el médico más importante de su tiempo, en un muy conocido pasaje de su famoso Código, Mishné Torá (Iad Hajazaká) declara: "Cada persona tiene la opción (el poder), si así lo desea, de encauzar su vida para hacer solamente el bien y ser un Tzadik o, si así lo decidiera, seguir por el camino equivocado y convertirse en un Rashá. Nunca pienses que una persona viene a este mundo predestinada desde su nacimiento para ser un Tzadik o un Rashá. Tampoco se debe pensar que hay alguna compulsión interior para hacer una elección sino que, por el contrario, cada uno de nosotros tiene la capacidad para elegir el comportamiento correcto, y es solo un tema de la voluntad y determinación propias." (Traducción libre de Hiljot. Teshuvá, capítulo 5. Véase allí extensamente).

Una observación final desde el punto de vista científico.

Afirmar que la mente humana y el sistema neuronal son inimaginablemente intrincados es decir lo obvio. Solamente el Creador conoce Su obra. Pero, el Creador ha dotado a la mente humana de cualidades maravillosas para poder investigar a fondo los misterios de la naturaleza, para continuamente buscar información y realizar experimentos que le permitan obtener más conocimientos sobre el hombre y sus capacidades físicas y mentales.

Los científicos han logrado importantes adelantos a través de sus estudios de las células del cerebro y de las hormonas. Ahora ha quedado en claro que una amplia gama de emociones y sensaciones humanas pueden ser artificialmente estimuladas a través de la ayuda de técnicas electrónicas y bioquímicas.

Actualmente hay consenso que la mayoría de los trastornos neurológicos, si no todos, incluso las aberraciones en la conducta sexual, probablemente tengan su origen en deficiencias químicas (hormonales) o irregularidades durante el período de la juventud. Algunos trastornos neurológicos ya están siendo exitosamente tratados y es de esperarse que el campo de acción se vaya ampliando para eventualmente incluir todo el espectro de los trastornos neurológicos, tanto de los individuos como de las naciones.

Mientras tanto, solo podemos depositar nuestra confianza en D-os y fortalecer nuestro compromiso con la Torá y las Mitzvot, sobre las que está escrito que "Son nuestra vida y la duración de nuestros días."

Con bendición,
M. Schneerson