Con la Gracia de D-os

10 de Nisán, 5721

Brooklyn, NY

Saludo y Bendición:

Esta es en respuesta a su carta y preguntas:

Con respecto a la Mejitzá (separación entre hombres y mujeres) en la sinagoga.

Menciona varias explicaciones que le han sugerido, según las cuales la necesidad de tener una Mejitzá sería aplicable y limitada sólo a ciertas condiciones.

Permítame empezar como introducción con una observación general sobre un error conceptual en este tema. Es un error pensar que la Mejitzá es degradante para el honor o la dignidad de la mujer judía. La mejor prueba de ello es que aunque el amor de padres hacia sus hijos no es sólo algo muy natural sino que ha sido consagrado por la Torá, como Le imploramos a D-os pidiendo que nos muestre el mismo amor paternal (“como un padre que tiene misericordia para con sus hijos”), aun así hay una regla en el Shulján Aruj, Oraj Jaim 98,1 que dice que está prohibido besar a los pequeños hijos de uno en la Sinagoga, y más aun, inclusive fuera del horario de los rezos. Ni hablar de la ley de la Torá que nos obliga estimar y honrar a cada ser humano creado en la “imagen” Divina. Pensar que hay algo degradante en la Mejitzá manifiesta ignorancia total no sólo del significado de la Mejitzá, sino de toda la actitud y manera de ser de la Torá.

Una de las razones interiores y esenciales por la Mejitzá, -ya que insiste en una explicación- es que la sinagoga, y el momento de rezo en general (aun cuando uno lo realiza en casa), no son meramente el lugar y momento en los cuales una petición formal es presentada a Quien puede plasmarla; es mucho más profundo que eso. Es el momento y lugar en los cuales el que ofrece la plegaria se une -por medio de la plegaria- con El a Quien la plegaria va dirigida. Y como declaran nuestros Sabios: sepa delante de Quien está parado, delante el Supremo Rey de los Reyes, el Santo, bendito Sea. “Sepa” (da), según como se explica el término daat (conocimiento) en el Tania, en el sentido de unión, como en la expresión “Y Adán conoció a Eva.” La unión de dos cosas puede ser completa solamente cuando no hay un tercer elemento involucrado, aunque sea una cuestión de santidad o algo parecido. De lo antedicho se entiende que ciertamente no debe haber nada que distraiga la atención y sintonización del corazón y la mente hacia el más alto grado de unión con D-os.

De lo antedicho también se entiende que la separación de los sexos por medio de la Mejitzá no tiene nada que ver con una condición o estado particular de las mujeres, como te han sugerido.

También se entiende que el propósito de la Mejitzá no es simplemente para poner una demarcación visible para lo cual bastaría con una Mejitzá de varias pulgadas (de altura, Trad.), sino que debe ser una que obstruye la vista completamente, si no la Mejitzá no cumpliría con todos sus objetivos.

He mencionado, aunque brevemente, algunos de los hechos básicos relacionados con la Mejitzá y la explicación esencial que la fundamenta para responder a sus preguntas y satisfacer su curiosidad. Debo decir, no obstante, enfáticamente, que la aproximación de probar y medir la Torá y las Mitzvot por medio de la regla de la limitada y frecuentemente falaz lógica humana es completamente equivocada. El intelecto humano es un medidor poco fiable, y bastante cambiable de un extremo a otro. Aun en las así denominadas ciencias exactas ha sido ampliamente demostrado la falta de fiabilidad del razonamiento y deducción humanos, y lo que un día fue considerada una verdad “absoluta” es abrogada al día siguiente con la misma certeza y absolutismo. Así que pretender ponerle condiciones con respecto a la Torá y las Mitzvot eternos y entregados por D-os está completamente fuera de lugar.

Siendo que hemos sido instruidos tener una Mejitzá en la casa de rezo, hasta violaría el sentido común presentarle un petitorio a D-os de una manera que Le disgusta, y para aseverar la ofensa más aun, declarar que “la razón por la cual no acepto este reglamento es porque mi inteligencia humana sugiere actuar de otra manera que la que es la voluntad del Ein Sof (Infinito D-os), aun así, por favor cumple con mi pedido de todas maneras!”

Hay mucho más para decir sobre el tema, pero es difícil hacerlo en una carta. […]

Confío que en consonancia con la búsqueda por el conocimiento que demuestra en su carta, tiene períodos diarios de estudio de Torá y de la perspectiva de la Torá, y que es un tipo de estudio que lleva a la acción y la práctica en su vida diaria, como enfatizaran nuestros sabios que lo esencial es la acción.

Confío en que el mensaje adjunto será de interés para usted.

Deseándole a usted. y a sus compañeros de clase un Pésaj Kasher, feliz e inspirador.

Con Bendición, M. Schneerson