La sección anterior del libro de Levítico trató las leyes de impureza ritual impartida por determinados animales muertos. En esta sección, la Torá procede con las leyes de impureza asociadas con los seres humanos. Primero habla de la impureza que recae sobre una mujer judía que concibe (Tazria en Hebreo) y da a luz. El orgullo justificado que seguramente sienta una mujer luego del milagro de dar a luz le impide sentir la humildad absoluta ante D-os, requerida para entrar en Su Tabernáculo. Está, por lo tanto, obligada a pasar por un período fijo de recuperación y un proceso de purificación, luego del cual puede visitar nuevamente el Tabernáculo y participar en sus rituales. El segundo tipo de impureza de la que habla esta sección es una enfermedad que ya no existe, conocida como tzaráat. Aparecía en la piel, prendas o casa de un hombre o mujer judíos.