Los primeros tipos de tzaráat de los que habla la Torá son aquellos que aparecen en la piel de una persona. La piel es la capa externa de nuestro cuerpo; por lo tanto este tipo de tzaráat alude a una imperfección en nuestro comportamiento externo. Específicamente, afecta a personas que son culpables de chismear perjudicialmente o calumniar en forma involuntaria y espontánea.
Es verdad que podemos purificar nuestro comportamiento, palabras y pensamientos de negatividad deliberada. Sin embargo, alguna negatividad inconsciente puede quedar, acechando desde un lugar tan profundo que puede ser que nunca nos demos cuenta de ella por nosotros mismos. Cuando el único rasgo de negatividad que queda dentro nuestro es tan fino, la única forma en la que sale a la superficie es en el comportamiento espontáneo, como un chisme sin intención o el comentario casual que se escapa en una conversación hasta el momento, inocente. Las palabras espontáneas revelan los lugares más recónditos del corazón.
Cuando el Tabernáculo o el Templo estaban en pie, D-os hacía que la gente supiera cuando poseían esta pequeña imperfección de carácter afligiéndolos con tzaráat. A pesar de que hoy en día nos falta esta señal abierta, aún podemos darnos cuenta de los deslices de nuestra lengua y tomarlos como señales para refinarnos acorde.1
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