¿Cómo podemos lograr que los niños sonrían en la escuela? ¿Puede la escuela ser tan placentera que los pequeños no quieran estar ausentes?
Todos los educadores saben que la atmósfera en una escuela contribuye tanto al éxito del alumno como al del programa de estudios. Y lo más importante, tiene una relación muy grande en el desarrollo o no del amor al estudio en el niño y amor por el Idishkait y la vida judía.
El desafío de crear una atmósfera positiva trasciende el debate de si nuestras escuelas necesitan orientarse más hacia las metas, y más responsables por sus resultados. Es acerca de hacer de la escuela un lugar donde los niños se sientan desafiados pero competentes, donde trabajen duro pero lo disfruten, donde los logros sean el producto pero no el único objetivo.
Este es, por supuesto, un tema demasiado complejo y una discusión muy densa para este espacio, sin embargo, las escuelas abren en esta semana, y la tentación de decir por lo menos algo es demasiado grande como para pasarla por alto.
Quiero señalar dos puntos:
El primero es que mientras la responsabilidad de crear un encantadoramente alegre ambiente en la escuela es de los profesionales, los padres tienen un papel muy importante para actuar.
El segundo es que haciendo de la escuela un lugar alegre es un objetivo que vale la pena para desarrollar el programa escolar.
La creación de una agradablemente positiva atmósfera es la responsabilidad conjunta del profesional y la comunidad de padres. Se filtra desde lo alto cuando todo el equipo profesional coincide filosóficamente, cuando los objetivos de la escuela y como lograrlos, son claramente comprendidos y acordados por todos; cuando todos sienten que su contribución es esencial.
Si, por ejemplo, el enfoque de la escuela acerca de la disciplina y el manejo del aula es el esfuerzo conjunto del personal docente y la administración, esto facilita la armonía en toda la escuela. Cuando tanto el personal docente y la administración coinciden y apoyan mutuamente el rol del otro, los niños saben qué se espera de ellos y cuales son las consecuencias de su incumplimiento. Esto produce un sentimiento de seguridad y promueve la responsabilidad personal entre los estudiantes. También crea una atmósfera placentera y tranquila.
Esto también se filtra desde abajo. Cuando los docentes están cómodos con sus responsabilidades y lo que se exige de ellos, proyectan esa misma sensación de bienestar en su entorno. Cuando los maestros se sienten sobrecargados e inseguros acerca de si pueden lograr expectativas irreales, sin darse cuenta dirigen en una atmósfera tensa e insegura en sus aulas.
Todos estamos de acuerdo que a las escuelas se les pide que carguen con una creciente responsabilidad en la crianza de nuestros hijos. Las expectativas de un maestro hace medio siglo no incluían la clase de responsabilidades de desarrollo social y emocional que esperamos ahora. Ni ninguna escuela era tenida por responsable por un "niño dejado atrás". Los maestros no han estado nunca mejor preparados profesionalmente o más dedicados al bienestar del "niño completo". Los padres pueden contribuir a la creación de una atmósfera escolar positiva mostrando a los maestros su aprecio por asumir un trabajo tan exigente y por estar totalmente dedicados a él.
Son las pequeñas cosas que los maestros aprecian. No es que un aumento de salario no sea bienvenido, pero esto solo no hace un entorno feliz. Una breve nota, un pequeño objeto, y un "gracias" ocasional con una sonrisa. Adicionalmente los niños necesitan escuchar en sus casas declaraciones de aprecio acerca de la escuela y su personal docente.
El segundo punto: Un padre una vez me dijo "No me preocupa cuánto aprende mi hijo mientras la pase bien haciéndolo". Lo que quiso decir, por supuesto, fue que si el niño aprende a amar el proceso de estudio entonces cuánto terreno es cubierto en cualquier texto no es importante.
Hay muchas maneras por medio de las cuales un maestro hace al programa académico más excitante e interesante. Realizar actividades creativas ayuda a fortalecer al niño que está luchando con las exigencias del programa. Variar el estudio basado en textos, con el descubrimiento orientado del estudiante, y las actividades auto impulsadas quitan algo de la monotonía del día a la vida en el aula. La otra semana un niño comparó la es cuela y sus experiencias en un campamento. "En el campamento nunca se sabe qué esperar, pero en la escuela todos los días es lo mismo".
Una instrucción creativa en el aula facilita la instrucción diferenciada y ayuda al maestro a llenar las necesidades individuales de sus alumnos. Todos reconocemos el hecho de que cuando se siente competente un niño puede hacer lo que se espera de él, se siente exitoso y el éxito engendra éxito. Pero esto es una discusión para otro momento.
Mientras que puede parecer que la mayoría de la carga de la instrucción recae sobre los maestros y la administración, los padres también pueden jugar un papel vital. Los padres pueden ayudar a facilitar tanto las actividades curriculares como las extra curriculares. Las asociaciones de padres pueden formar una alianza cooperativa con los maestros para lograr que los recursos tanto humanos como materiales puedan posibilitar y animar a los maestros a ser más creativos y planear cosas en las que sólo podemos soñar. Esa feria anual, viaje al campo o actividad pueden evolucionar en actividades creativas diarias que pueden hacer del aula un lugar verdaderamente destacado para estar.
Hacer de la escuela un lugar placentero para vivir y estudiar, algo alegre para hacer, puede ser la meta a la que todos podemos dedicarnos.
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