Pregunta:
–Tengo un hijo de nueve años que siempre vuelve a casa con una variedad de problemas. En la escuela, en casa, en el patio de recreo, en su equipo de fútbol: donde esté tiene problemas. Se le derrama la leche, estropea el juego, y si no, se las arregla para encontrar algo de qué quejarse. A veces, simplemente no puedo lidiar con el caos constante que le rodea. ¿Tiene algún consejo para mí?
Respuesta:
–El hecho es que no siempre se puede influir en cómo salen las cosas. Una persona, incluso un padre, sólo puede ser responsable de lo que está en su control. Sin embargo, si hay algo que está, sin duda, en el poder de todos los adultos es la de controlar la actitud. Gran parte de nuestro mundo y nuestra experiencia en él son consecuencia directa de la actitud que elegimos.
La creencia de que «yo puedo» es una actitud. Es una elección que hacemos. Una vez que este mensaje penetra en nuestro cerebro aprovecha nuestras energías y capacidades para lograr el resultado deseado, ya sea que se logre en su totalidad o sólo parcialmente, alcanzará mucho más que si el mensaje a sí mismo fuera «no puedo».
Éstas son algunas actitudes positivas que pueden ayudarlo a lidiar con las quejas de su hijo. Estas actitudes no sólo pueden transformar su vida, sino que beneficiarán a tu hijo quien aprenderá a partir de su ejemplo:
1.Los conflictos o los problemas son inevitables: tienen que ocurrir. Todos nosotros cometemos errores en nuestras acciones, juicios y conclusiones. Cuando vemos los problemas como un aspecto normal de la experiencia humana, como eventos esperados, simplemente, se evita el elemento de sorpresa que nos desconcierta. Esto nos permite hacer frente a estos sucesos desde un punto de vista lógico, más que de uno emotivo.
2.¡Los problemas están bien! Las personas creativas no ven los obstáculos como partes inaceptables de la vida, sino como algo natural y normal. Muchas ideas fantásticas surgen de las personas que experimentan un desafío. Los problemas son una parte integral de la vida. Y si estamos preparados para afrontarlos, no nos molestarán tanto o no harán que perdamos el equilibrio. Ningún reto es demasiado grande de superar y cada problema puede resolverse, con la ayuda de Di-os. El rey Salomón escribió: «El corazón conoce la amargura del alma y no comparte su extraño gozo» (Proverbios 14:10). El alma comprende la amargura de la dificultad, y celebra la alegría y la dulzura cuando se superan los desafíos.
3.Debe hacerse la separación entre quién eres y lo que haces. Uno de los principios básicos del judaísmo es que el alma es intrínsecamente pura. Cuando una persona es consciente de que la propia bondad es inmutable, no cae en la desesperación y le ayuda a calmarse de forma más fácil.
4.La resolución de problemas es un proceso. Como todo lo que vale la pena, encontrar la respuesta correcta a menudo lleva tiempo. Y un camino corto puede llegar a ser la ruta más larga, al mismo tiempo que la ruta más larga, de hecho, lo puede conducir al camino más corto. La necesidad de eliminar un problema de inmediato crea una gran tensión. El darse cuenta de que un problema no va a desaparecer rápidamente, es un paso importante para reducir la frustración.
5.Los problemas deben enfrentarse con un enfoque técnico, no emocionalmente. Una reacción emotiva puede ser como sigue: «¡Mira lo que hiciste! ¡Derramaste toda la leche sobre el mostrador!» El punto de vista técnico permite una buena respuesta como: «¡Mira toda la leche que está allí! ¡Vamos a agarrar un trapo para limpiar todo!»
6.En la misma línea, antes de reaccionar, tome un momento para preguntarse: ¿es esto una tragedia o una trivialidad? Un simple cambio de perspectiva puede recorrer un largo camino para ayudarle a calmarse.
7.Todos los comienzos son difíciles.
8.Disfrute de pequeños cambios. Ningún triunfo personal es demasiado insignficante como para pasarlo por alto. Las piedras pequeñas han construido más de un edificio elevado. Como escribió Bajia ibn Paquda en Deberes de los corazones: piense en su pequeña victoria sobre la inclinación al mal como un logro importante para que ésta puede servir como un trampolín hacia un triunfo mayor (Jovot HaLevavot; Shaar Ijud HaMa'aseh) .
9.Cultiva la gratitud y escríbela en un diario: es una manera simple y eficaz para aumentar el bienestar emocional. Ese tesoro se puede encontrar en el color resplandeciente de una mariposa, en un pensamiento conmovedor, y en la risa melodiosa de un niño. Se puede encontrar en un rostro sonriente, un oído atento y en la compañía de otra persona. La conciencia y el aprecio de cada don o gesto mejorarán enormemente el tapiz de nuestra vida.
10.Mantenga su sentido del humor a medida que hace frente a los desafíos de la vida.
Estas actitudes positivas llevan a pensar en forma asertiva, constructiva y creativa. Aparte de mantenernos motivados e inspirados, nos ayuda a esperar, y lograr el éxito. Le harán irradiar alegría y serenidad y ¡espero que sean muy contagiosas!
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